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30 ANSELMO DE LEGARDA De Maria Félix, casada con un tendero de Roma, nacieron dos hijos, Alejandro y Miguel, y dos hijas, Flavia y Orsina. Y a la muerte de María Félix, el cardenal de Montalto adoptó a sus dos hijos, que recibieron tam– bién el nombre de Peretti (págs. 58-59). Al fin de la comedia (113a) hemos escuchado el ruego del cardenal a su hermana Sabina: que le traigan a Roma a su hijo Alejandro, que tendrá por apellido Montalto. En la historia, con Alejandro, el hijo de María Félix, Sixto V se muestra espléndido: sin reparar en su juventud, el 13 de mayo de 1585 concede a su resobrino la sagrada púrpura a una con su nombre, Montalto, y su escudo (p. 73). El nuevo cardenal de Mon– talto no defraudó las esperanzas de su tío: con el tiempo sería uno de los miembros más sobresalientes del Sacro Colegio (p. 74); con una apli– cación rara en su edad y su modesto comedimiento se mostraba digno del amor de su tío (p. 76); sin nepotismo, pues Alejandro no tenía ningún influjo determinante en los asuntos de gobierno (p. 77). Parecido amor manifestó el Papa al otro resobrino, Miguel: sólo con– taba ocho años cuando recibió el título de capitán general de la guardia personal del Papa y gobernador del Borgo. Fue heredero universal de su abuela, Camila, y a los once años casó con una milanesa riquísima (p. 78). Las otras dos nietas de Camila, Flavia y Orsina, eran muy hermosas (p. 79). En la comedia se insiste en un fenómeno de la naturaleza: muchas veces iguala la hermosura a la nobleza (98-99); Marco Antonio considera cordura desatinar por la belleza (107b); almas en cuerpos tan bellos tienen que ser nobles (108a); Camila afirma que la nobleza quiere por dote virtud con belleza (110b); Camila bella, Sabina hermosa (109b), y muy hermosas Flavia y Orsina. En la comedia asistimos al enfrentamiento de los nobles de la casa Ursina y de la casa Colona con los pobres de la choza de Pereto, pero, al fin, llega la reconciliación y Césaro Ursino se casa con Sabina y Marco Antonio Colona con Camila (110-111). En la realidad (p. 79) Sixto V vio el casamiento de sus resobrinas Flavia y Orsina a principios de 1589. Flavia contrajo matrimonio con Virginio Orsíni, duque de Bracciano; y Orsina con Marco Antonio Colonna, sobrino del de la batalla de Lepanto. Las bodas se celebraron el 20 de marzo de 1589. El Papa manifestó viva alegría por haber unido así las dos familias más importantes de Roma. Nombró a los esposos asistentes al trono pontificio, cargo honorífico, el mayor que concede el Papa a un lego, perpetuado hasta hoy en las fami– lias de los Colonnas y Orsinis (p. 80).

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