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18 ANSELMO DE LEGARDA y que su loca vejez las canas ha de bafiar en la sangre de su hija! (97a) El Príncipe quitará los estorbos drásticamente: hará que sus criados abrasen, como a otra Troya, a Montalto y den muerte a Sabina. Por lo que hace a Césaro, su padre tiene un plan sangriento también: Antes que Italia conozca tal afrenta, ni él me ofenda, un garrote le haré dar en el castillo en que preso le tiene su amor travieso; porque no me han de heredar villanos, aunque se quede mi casa sin sucesión (97b). Alejandro vuelve a mentar a aquel nietecito y el Príncipe promete que le ama y hasta admite que sería su sangre, si no estuviera mezclada con la tosca de Pereto. Reaparece Sixto que tiene que aguantar una andanada de improperios de Ascanio Colona, dirigidos contra el fraile y contra su hermana Sabina: Dicenme que habéis venido, Padre, a Roma a pretender un capelo, y que habéis sido ocasión de suspender el Papa el que le he pedido. También Octavia, mi hermana, se queja que una villana esposa se osa llamar de Césaro y estorbar lo que en esto Italia gana. Y, si fuera otra persona que con Ascanio Colona compitiera, y no un pastor sin prendas y sin valor como vos, de quien pregona la fama tanta ambición, la competencia llevara mejor; mas vos ¿es razón que aspiréis a la tiara desde el grosero azadón, y que el intento villano de vuestra hermana la mano

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