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HUELLAS DE S. FRANCISCO EN LA LITERATURA 517 estigmas de San Francisco, suprimida por su predecesor Clemente VIII (1592-1605) unqs años después de su institución 149 • Por lo que hace al origen de los estigmas, entre las Coplas publicadas por ,Rouanet wo aparece ya la idea remansada en uno de los susodichos cantos populares recopilados por Lafuente Alcántara: El os dio el martirio a vos y con tan alto renombre que uno solo es de los dos; que a Dios martiriza el hombre y a vos, santo, el mismo Dios. Punto en que también insiste Fray Juan de los Angeles 151 al conside– rar las llagas seráficas como armas de Cristo puestas en rico dosel. Fray Gabriel Mata 1,sz imagina que el Capitán del cielo soberano, condolido de los postreros tiempos, en Francisco de Asís escoge un alférez que esfuerce su partido y muestre su estandarte al mundo insano i,;a. Montesino se había anticipado al dedicar su Cancionero en 1508, desde Toledo, con buen número de coplas enderezadas a las llagas o plagas 1 M. Campea ya en él la imagen .del escudo de armas: Nunca fue ni verse pudo que en el mundo se hallase hombre vivo hecho escudo al cual Dios sin pico agudo de ricas plagas labrase... 1,49 Véase A. l. SCHUS,ER, Liber Sacramentorum, t. VIII, Barcelona, 1948, p. 298. Como buen indicio de la calurosa acogida d(;l la fiesta en ciertas regiones, podría alegarse la repetida advocación de las iglesias de conventos capuchinos aragoneses: la de Fraga y la de Ateca en 1624 y la de Albalate en 1634 van dedicadas a los Estigmas de San Francisco. 1.00 Colección de autos ..., t. I, p. 91. 15·1 Diálogos de la conquista del reino de Dios, Madrid, 1885, 227-228, y en general en todo el diálogo sexto. La primera edición es de 1595. 1,s,2 El Caballero Asisio, BAE 35, 312. 153 Pascual de Gayangos, en su estudio sobre los libros de caballerías, BAE 40, págs. LX y LXXXIV se refirió a este poema, que «no es, propiamente hablando, un libro de caballerías a lo divino, ni tampoco, aunque en verso, una epopeya caballeresca. Es, simplemente, la vida de San Francisco y otros dnco santos de su orden». M. ME– NÉNDEz Y PELAYO, Orígenes de la novela, t. I, Santander, 1943, p. 452, refiérese tam– bién al prolijo poema, El Caballero Asisio, «sin que lo caballeresco pase del titulo y del extravagante frontispicio de la edición de Bilbao (1587), que representa al Santo a caballo y armado de todas armas, ostentando en la cimera del yelmo la cruz con los clavos y la corona de espinas, en el es_cudo las cinco llagas y en el pendón de la lanza una imagen de la Fe con la cruz y e1 cáliz». l,,S•4 BAE 35, 433-435.

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