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HUELLAS DE S. FRANCISCO EN LA LITERATURA 513 en ella una serpiente que le espanta 13 '-'. Entre tanto Inocencio y Maseo sienten nostalgia, y Buenaventura al punto les anuncia el retorno de los de Roma. Preparan la comida y, para que estén lucidas, cubren las mesas con manteles. Los ve San Francisco y se acerca a los frailes pidiendo limosna, como un romero, y se sienta en el suelo. Los frailes recelan que es Francisco, se les descubre y le piden perdón. Luego se pone a hacer oración: ¡Oh, divina Majestad, qué mercedes, Señor, a mí hariedes si fuese yo traspasado pies y manos y costado como vos, Señor, tiniedes! Se le aparece el crucifijo corriendo sangre. Francisco habla con su Dios crucificado y acaba diciendo: ...y yo te adoro, Señor, que, por darme más favor, de tu sello me has sellado. Vuelve de su elevamiento con la persuasión de que su muerte está cercana. Antes de su acabamiento instruye a sus frailes repitiendo varios datos y exhortaciones de su testamento. Muere con un adiós a sus frailes y poniendo su alma en manos del eterno Dios, rey del cielo. Los ángeles suben el ánima al paraíso mientras los frailes cantan el salmo «Benedictus Domínus» (sic) 137 • En El serafín humano, Lope de Vega 1 '38 parece que intentó sacar a escena todos los episodios de la vida de San Francisco, sin olvidar a sus 13 1 6 Debía de tener presente este pasaje E. González Pedroso, en el prólogo de su colección de autos sacramentales, BAE 5-8, p. XVI, al encarecer la habilidad de los tramoyistas, por ejemplo, para que pudiera «converHrse en serpiente un bolsillo a la voz de San Francisco». 137 Jerónimo de ALCALÁ, El donado hablador, BAE 18, 533, le hace decir al pro– tagonista: «Comedias se representan que se pueden oír de rodillas, como una de San Francisco, de la Concepción»... 1ss BAE 178, 11-68. El estudio de Marcelino MENÉNDEz Y PELAYO sobre esta comedia, en BAE 177, LXXV-LXXXVI.

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