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506 ANSELMO DE LEGARDA damas que Dios quiso tanto que nació y murió con ellas. La Humildad le ha prometido la silla que por soberbia perdió en el cielo Luzbel, para que se asiente en ella. La Pobreza le promete en dote la vida eterna; que, después de darse Dios, no tiene mayor riqueza. Con entrambas se desposa, habiendo sido tercera del dichoso casamiento la Castidad que profesa... Facetas ascéticas A las referencias ascéticas diseminadas en las páginas anteriores po– dríamos añadir de propósito varias más. Fray Luis de Granada 110 repara en el punto de la predicación: «Por la cual causa el bienaventurado San Francisco en su regla, y nuestro padre Santo Domingo en la suya, ambos con un mesmo espíritu y con unas mesmas palabras, mandan a sus pre– dicadores que no prediquen más que vicios y virtudes, pena y gloria» ... En otro lugar 111 reprueba el trabajo absorbente: «Prudencia es también y muy grande saber tomar las ocupaciones, por honestas que sean, con templanza; para que no ahoguemos el espíritu con el demasiado trabajo, a quien todas las cosas, como dice San Francisco en su regla, deben servin>. En la Introducción del símboCo de la fe 112 señala al mismo Granada el conocimiento de Dios: «Este precio declaró nuestro Señor a aquel se– guidor de la perfección evangélica, San Francisco, diciéndole: Francisco, ten las cosas amargas por dulces, y desprecia a ti, si quieres conocer a mí». En la misma obra na recuerda los efectos de la comunión: «Y lo mismo acontecía al bienaven1'1rado padre San Francisco, de quien escribe San Buenaventura que, las más veces que comulgaba, era arrebatado en espíritu y privado de los sentidos». Más adelante 114 escribe que el que no Guía, I, 7, BAE 6, 32. 111 Guía, II, 14, 8, BAE 6, 149. 11.2 IV, 6, BAE 6, 560. 113 IV, 8, 3, BAE 6, 575 y 579. 11• V, 14, l, BAE 6, 631.

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