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494 ANSELMO DE LEGARDA Todavía en nuestros días, más atento a la tradición que al testimonio de sus ojos, un personaje de Pemán, en el epílogo de El divino impa– ciente &1, comenta: Tiene la tarde color de hábito de San Francisco. Lope de Vega 165 lo considera penitencial cuando le hace pedir a Marcela doce varas de estameña para un hábito francisco con que me suba en un risco a ser fraila berroqueña. Fueron muchos los que lo llevaron como mortaja. No sé si don Fran– cesillo de Zúñiga habla del hábito de San Francisco como mortaja en su Crónica 16 "; ni está claro si el rey don Pedro I de Castilla mandó en su testamento ' 67 que lo enterrasen con el hábito de San Francisco. En una epístola familiar, con referencia a un grave riesgo que había corrido, Torres Naharro "ª confiesa: Que más ufano muriera, cuando estaba en tal arrisco, que si el hábito tuviera del bendito Sant Francisco. En una de sus notas impertinentes al Auto de fe celebrado en Logroño, Leandro Femández de Moratín 16 " se refiere a los hábitos de San Francisco vendidos por los cereros para asegurar la quietud de los finados. Jerónimo Cáncer en unas seguidillas a San Francisco escribía: Sin duda que Francisco todo lo entiende, pues que todos dicen: «Con él me entierren» 1°. 164 Teatro, «Obras Completas», t. IV, Madrid, 1950, p. 171. 6,5 El acero de Madrid, BAE 24, 382. uo BAE 36, 43. 167 BAE 66, 594. 168 Propaladia, Madrid, 1880, «Libros de antaño», t. IX, p. 71. 169 BAE 2, 630. 7 ° Citado por Rodríguez Marín en nota al Quijote, II, 42, CCL 19 (1922) 96, a propósito de la frase del Duque: «con vos me entierren, Sancho, que sabiés de todo». Parece que en el pasaje de las seguidillas hay un equívoco. Con vos me entierren es «expresión familiar con que uno da a entender qu'e es del mismo gusto, genio o dic– tamen de la per-sona o personas a quienes se dirige y alude». Cáncer puede aludir al mismo tiempo al hábito de San Francisco como mortaja.
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