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LOS EXCLAUSTRADOS ARAGONESES DE 1809' 7 He, mentado el hostigamiento de Madrid, pues a orillas del Manzanares se fue fraguando, como es notorio, la tormenta que acabó con los regulares, sin necesidad de los decretos del rey José. Desde años antes de la invasión florecía una sorda inquina contra los religiosos y en ocasiones no se recataban de propalarla en li– bros y folletos mandados recoger posteriormente, cuando la restau– ración del absolutismo y de· la Inquisición. Por eso a nadie sorpren– de la poca simpatía de que gozaron los regulares en las Cortes de Cádiz, por más que la Regencia intentaba dispensarles todo su favor. Los dominicos Mariano Rais y Luis Navarro (ll) lamenta– ban que primero hubiesen excluido a los regulares de la Junta Central en otoño de 1808 y luego no lee hubiesen dado entrada en las Cortes "privándoles de voz en las juntas electivas, no obstante que la tenían los vecinos más ínfimos de los pueblos y aun los mulatos más miserables de las Américas". REZAGADOS La orden de abandonar los conventos debió de cumplirse con puntualidad. Con todo, en la provincia de Huesca se dieron va– rios casos que inducen a pensar que por aquellas tierras lo toma– ron con calma, acaso porque era menos agobiante la presencia de las tropas francesas. En diciembre de 1809 (DJF) el párroco de Sariñena incluye el juramento de fidelidad de tres presbíteros cartujos residentes en la cartuja de Las Fuentes, sita en los términos de su parroquia. Los dos primeros prolongan, su estancia en calidad de administrado■ res de los bienes de la misma y el tercero en calidad de enfermo habitual. El capuchino P. Lorenzo de Zaragoza o Lorenzo Luzán, el 12 de marzo de 1810 (DDC) confiesa que ha permaneciílo hasta el presente en el convento de capuchinos de Huesca por habitar sus padres en país de insurgentes. El ayuntamiento y clero de Boltaña, corregimiento de Bar– bastro, todavía el l3 de mayo de 1810 {DO.e), en nombre de todo el pueblo y demás de la comarca, piden ·que doce carmelitas des- 1(11) o. c., p. 114.