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LOS EXCLAUSTRADOS ARAGONESES DE 1809 11 El caso de Ariño es ilustrador. El 20 de noviembre de 1809 (DDC), de acuerdo con la carta orden del Auxiliar, se presenta'n ante d cura los exregulares existentes en aquella parroquia, esto es, el mercedario Joaquín Macipé, natural de Ariño y procedente de San Pedro Nolasco de Zaragoza; Ramón de Santa María, natural de Ariño, procedente de los carmelitas descalzos de Huesca; los agustinos Mauricio Belenguer y Pedro Bespín, naturales de Ariño y procedentes de Belchite; el escolapio Rafael de San Vicente Fe– rrer, natural de Alhama, procedente de Daroca; el carmelita des– calzo Juan de Santa María Magdalena, natural de Vivel, procedente de Huesca; el franciscano Mariano Zafra, natural de Belchite, procedente de Híjar. Todos ellos comparecen, se examinan para volver a celebrar misa, juran fidelidad y obediencia al Rey. No comparecen el franciscano Alberto Español, natural de Oliete, pro– cedente de Híjar; ni Aurelio Borrul, natural de Híjar, procedente del convento de San Agustín de Zaragoza. Tampoco comparece, porque se ha ido del pueblo, el agustino Miguel de San Agustín, natural de Ariño, procedente de Huesca. El párroco de Codoñera el 4 de setiembre de 1813 (DAM) ex– pondrá sus apuros económicos en petición de aumento de congrua, "ya por el mucho consumo de cera, pan, vino para decir misas que suplo de mis cortas rentas para los muchos sacerdotes exregulares que están en esta mi parroquia". A la hora de prestar el juramento de fidelidad, fines de 1809 y principios de 1810 (DJF) en poblaciones grandes topamos con una abigarrada representación de exclaustrados. En Alcañiz, junto a los veintiocho sacerdotes diocesanos aparecen un cartujo, un mí– nimo, un servita, dos dominicos, dos capuchinos, tres escolapios, cinco franciscanos y seis carmelitas. En la misma ocasión (DJF) a los trece sacerdotes diocesanos acompañan en Caspe un dominico, un mínimo, dos cistercienses, tres agustinos, cuatro trinitarios, cin– co franciscanos, cinco ,sanjuanistas, seis capuchinos. Los que por fuerza mayor se habían visto fuera de la diócesis de Zaragoza, al reintegrarse a ella presentaban sus excusas. Así Jorge Ansón, es decir, el capuchino Fr. Ambrosio del Villar, al llegar a Azuara el 5 de marzo de 1810 y solicitar licencias de ce– lebrar (DDC) alega que estaba en Toledo concluyendo su carrera, Desde Gelsa el 9 de agosto de 1810 (DDC) el agustino calzado Fran-

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