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8 P. -ANSELM6DE LEGARDA calzcis de Santa Teresa, por interés de todos, prosigan por ahora en la casa sujeta al Ordinario. Sorprende que el Obispo auxiliar, P. Santander, el 4 de julio siguiente apoye la petición dirigida a Suchet, considerando que puede hacerse lugar a la solicitud de los representantes; "sin embargo, V. E. resolverá". Al general francés no le plugo la solución insinuada y, por medio de su se– cretario Larreguy, propuso otra el 29 de julio (DDC), desde el cuartel general de Mora de Ebro: que se llevara adelante y en todo m vigor la extinción de los regulares, pero que, si para la cura de almas y socorros espirituales no había bastantes curas pá– rrocos en aquellas montañas, dispusiera el Auxiliar que hicieran los carmelitas de párrocos o coadjutores en los lugares necesitados. La decisión pasó al Vicario general de Barbastro para que la eje– cutara. Tiende a acabar con la anómala situación oscense el oficio que el 13 de agosto de 1810 (LGA) dirige el intendente francés, Luis Menche,a Mar'.ano Burillo: "Los religiosos que, por sus achaques y ancianidad subsisten todavía en los conventos suprimidos de Huesca, -así como sus prelados y los que hasta el día se hallan encargados de la administración de sus haciendas, están compre– hendidos en el real decreto del 18 de agosto del año próximo pa– sado; y, por consecuencia, deben retirarse a los pueblos de su naturaleza, con arreglo al artículo segundo del mismo decreto, con– cluidas que sean sus concesiones, acudiendo a solicitar de esta Tn– tendenc:a de mi cargo el correspondiente título para el goce de la pensión que les está asignada; y, si tuviesen motivos justos para no ejecutarlo, también lo deben hacer presente al Excmo. Sr. Go– bernador general [Suchet], pidiéndole el permiso de residir en aquellos pueblos donde les convenga, como lo han ejecutado hasta el día cuantos se han encontrado en igual caso". Por tierras zaragozanas también se dio algún caso que a Félix Costea se le antojaba escandaloso. Para no verse forzado a hacer intervenir a sus jefes militares, se dirigía al Sr. Arzobispo de Se– villa, es decir, al P. Santander, desde Cariñena el 19 de setiembre de 1810 (DDC). En julio "vi por mis propios ojos que algunos ex– religiosos de San Francisco paliaban artificiosamente la sumisión a los reales decretos. En efecto, en el convento de Santa Catalina y en el hospicio de ésta se mantenían algunos religiosos juntos,

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