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\ Íl!OCESIS HUERFÁNAS EN TORNO Á ZARAGOZA... de que se las arrebataran. A los que las ocultaron multó la autori– dad civil o miljtar (33). Pasemos por alto lo referente a los vasos sagrados, ornamentos y restante ajuar de las iglesias de los regulares suprimidos : pro– ceso de entrega, reunión, distribución entre parroquias necesitadas de las respectivas diócesis. Los trámites para la concesión de esos bienes eran muchos. Solían intervenir en Zaragoza el Administrador General de los Bienes Nacionales, don Mariano Buril1o; el Inten– dente, Luis Menche, y el Gobernador General de Aragón, Suchet. Y, por descontado, el Obispo auxilia,r. Como era Suchet quien en definitiva asignaba aquellos bienes nacionalizados y su jurisdicción alcanzaba a varia,s dióce.sis en torno, frecueµtemente intercedían tam– bién los Prelado~ o Gobernadores eclesiásticos vecinos. El reparto se fue haciendo, sobre todo en 1811. Y en algún caso de Tarazona hizo de intermediario con su Obispo el P. Santander. Eu Huesca intervenía como. en diócesis propia. En algunos casos de Lérida con– fesaba el Auxiliar que se hallaba sin los conocimientos necesarios/ para informar al Intendente y los pedía a la curia ilerdense. Estos años de la. invasión francesa en algunos puntos surgieron ciertos conflictos con motivo ·de la Bula de la Santa Cruzada, que, aunque de índole espiritual, llevaba\ un lastre económico y ahora, como en sus orígenes, tenía resonancias bélicas. En abril de 1809 todavía no se había publicado en Zaragoza, y eso que la repartían por septuagésima, aunque en algunos pueblos, como Lumpiaque, sus limosnas no· se cobraban hasta eJ verano. En 1810 se habilita– ron las bulas sobrantes de 1807 y 1808. En 1811 aparece como Co– misario General Apostólico de la Santa Cruzada Juan Antonio Llo– rente. Remite a Zaragoza, junto a sus propios impresos, el decre– to de José Napoleón del 6 de febrero de 1811: quedan encargados los párrocos de la recepción y distribución de bulas y de la colec– tación de sus limosnas. La mayoría de los aragoneses debió de ac~ptar la bula en tiem- (33), También en este punto fue beneficioso el influjo del P. Santander en las ,diócesis vecinas. En sus Apuntaciones, p. 107, elega el testimonio del Vicario General de Barhastro que afirma que, gracias al Auxiliar de Zaragoza y al deán don Ramón Segura "la plata de esta Santa Iglesia (de Barb~stro), en el mayor riesgo de ,ser deporta,da, ,se conservó y se conserva". '

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