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r 8 P. ÁNSEÍ.MO DE LEGARDÁ para cortarle el dedo" (15)'. Más tarde le veremos salir de la pri– sión de la Aljafería. El Obispo de Jaca, Lorenzo Alaguero y Ribera, se mantuvo en su puesto y en relaciones fraternales con el Auxiliar de Zara– goza. En la enumeración de sedes abandonadas no figuraba Huesca. Pero quedó tempfanamente vacante, al fallecer en Fañanás, el 27 de febrero de 1809, su Obispo don Joaquín Sánchez de Cutanda. Co– mo es sabido, de la mitra de Huesca dependía entonces una de las principales parroquias de la ciudad de Zaragoza, la de Santa En. gracia. De ahí que, en ausencia del Arzobispo y del Obispo auxi– liar, figurara en la Junta Suprema con José Palafox el 9 de junio de 1808 el Obispo Sánchez de Cutanda. Agustín Abbad y ,Lasierra, Obisllo de Barbastro, ya el 30 de mayo de 1808 firmaba un edicto en tono de arenga militar. Se imaginaba en aquella guerra al frente de sus diocesanos y hacía promesas que nunca cumplió : "Levantará con la mano siniestra, para animaros, la señal sacrosanta de la victoria del pecado, y empuñará el acero con la derecha, para santificarla con una espe– cie de nueva u~cióri, emp~pándola en la sangre de los enemigos" (16). Tan inusitada valentía no le impidió luego ausentarse de Bar– bastro, de su obispado y de Aragón. El dominico· Fr. Joaquín González, Obispo de Albarracín, era de los que habían marchado con .rumbo a Cádiz. Mal le fue económicamente, La Junta Superior de Aragón (JSA), en Ibdes, el 1 (15) VICENTE DE LA •FUENTE, La Santa Igfosia de Tarazana, t. 49 de "Espa• ña Sagrada", Madrid, 1865, pág. '307, escribe que no sólo anduvo fugitivo de los franceses, sino que en alguna ocasión tuvo ·que refugiarse en las asperezas de Moncayo. "A veces celebraba órdenes aun en medio de los pueblos más in• ,felices, y las concedía con gran facilidad, a fin de que no faltaran pastores, ,según él decía, ya que tanto em;-,eño tenían los extranjeros en aniquilarlos". i(l,6) V. ANTONI.o BAso ANDREU, Los altoaragoneses en la guerra de la In– dependencia, en "Guerra de la Independencia. Estudios, t. III", Zaragoza, Ins• titución Fernando el Católico, 1'967, págs. 7,6- 7,3, PEDRO SAINZ DE •BARANDA, La Santa Iglesia de Barbastro ..., t. 48 de "España Sagrada", Madrid, 1862, pág. 95, nos brinda varios datos más •sobre el Obispo· ausente : salida de su dióce– sis para no volver a pisarla, estancia en Baleares, regreso a la península, re• sidencias sucesivas desde Reus hasta Alicante.

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