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4 F. de Mendoza.----EL ORNATO ARQUITECTÓNICO DE EsTÍBALIZ turas. Ahora bien, por modestos que supongamos los edificios del culto de aquellos remotos tiempos en el territorio basco, dado que hubiesen sido de piedra, sus restos, aprovechados de nuevo en todo o en parte al construirse las fábricas de los siglos XII y XIII, pre– sentarían molduras, adornos, labra distinta de los que después era usual emplear. Y hasta el presente no sé que haya nadie llamado en Alava la atención acerca de vestigios de esta clase respetados por el tiempo. Posteriormente aún, no es general el construir de piedra los edificios importantes aquí levantados, cuánto más los modestos que formaban la agrupación de unas cuantas casas constituyendo las aldeas diseminadas por todas partes. En la región alavesa (si examinamos los viejos documentos, imprecisos a veces, pues tan pronto nos hablan de adobes, como de madera y piedra), de madera eran, al menos en gran parte, varias casas y dependencias del cas– tillo de Toloño ( 1). Lo era también la casa principal o palacio del de Ferrera (Herrera) (2). El castUlo de Toro, de piedra, tenía al parecer de madera la capilla de San Martín y lo mismo las casas adjuntas, que llevaban cubierta de losa (3). Algo parecido sucedía en el castillo de Labraza, en los de Asa y Buradón. Y no hay que señalar el de Labastida, pues la misma palabra, que primero el castillo y después designó el pueblo, dice que era de madera. El libro de Registros correspondiente a 1290 tiene cuidado de advertir que el nuevo molino del Rey en Laguardia se construyó de piedra y se empleó en él el hierro (4). El primer mazonero del Rey de Na– varra ( = lathomo) que hallo señalado en dicho libros es el de Ro– gerio o Roger, el cual por el nombre puede sospecharse advenedizo (5). Todavía años después, raramente se citan nombres de mazoneros. En 1319 estimulaba el Rey de Navarra a los moradores del valle de Araquil a que hiciesen las casas de tapia y las cubriesen de teja para hacer más difíciles los incendios, recordándoles la facilidad con que los guipuzcoanos habían quemado los anteriores hogares. y dispensándoles con esta condición las pechas de dhco años (6), Tales incendios intencionados eran frecuentes en las fronteras, bas– tando recordar el de Alsasua por los Alaveses y el de Eguino por (1) Archivo de Navarra, Registros tom. 3, fol. 360. (2) Reg. tom. 76, fol. 195 v. (3) Reg. tom. 76, fol. 194. (4) Toro. 4, foL 120. v · (5) Tom. 3.-1297 y sgs.-fols. 39 v., 62 v., 93, etc. (6) Reg. toro. 19, fol. 125.
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