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22 F. de Méndoza..-EL ORNATO ARQUITECTÓNICO DE EsTÍBALIZ propiedades de muy diversa índole, que en ocasiones nos causan pavor y repugnancia, en ocasiones admiramos y nos entusiasman. Tratando de interpretar las escenas de que venimos hablando, me pregunto si el artista habrá querido representar alguna de las cosas más corrientes entonces en tales lugares, los cuales venían a ser un libro abierto que ofrecía a doctos e indoctos un resumen de todo lo que se sabía o se creía saber. No hay aquí recuerdos astro– nómicos. Nacta tampoco relacionado con las labores campestres o la caza. ¿Serán los sentidos corporales? -En tal caso el orden de abajo arriba sería este: vista, olfato (1), oído, gusto y tacto. No patrocinamos esta explicación, que no nos satisface. Es muy de razón buscar en la Biblia la idea directora. Eso hizo también el Padre Pinedo. Y mientras él escucha al profeta Isaías, oigamos nosotros a Job. También Job tiene desgarradores acentos al pintar las miserias de la vida humana, efecto del pecado de los primeros padres. Hemos asistido en el interior de la iglesia a la caída, al destierro del paraíso, a las primeras lágrimas vertidas en el mundo, bien amargas ciertamente. ¿Serán estas otras escenas un desarrollo del pensamiento allí iniciado, una interpretación un tanto libre, una especie de homilía gráfica de carácter popular de un texto de Job muy conocido, que en dos líneas hace la pintura de la mísera vida del hombre sobre la tierra? El hombre nacido de mujer, nos dice Job (2), en el breve tiempo de su vida, se ve repleto de mucha clase de miserias. Sale como una flor y es como ella pisoteado y se desliza como sombra y nunca permanece en el mismo estado. ¿El predicador de Estíbaliz quiso acaso decir cómo el hombre nacido de mujer, gallardo y delicado como una flor, flor que dura pocas horas y es pisoteada por todos, se ve sujeto a multitud de miserias, a la desnudez y desamparo, al continuo cavilar y sudar para ganarse el sustento y defender la vida, la cual es agua que se evapora, o se derrama en el suelo porque es muy chico el vaso des– tinado a contenerla? Después de tales supuestas reflexiones no falta quien con todo interés nos invita a poner nuestro pensamiento en el cielo, donde está nuestra patria durable, donde no hay miserias, donde hallamos cuanto podamos apetecer, por insaciables que pa– rezcan nuestros deseos; -Aplicada a la vida humana la metáfora del vapor de agua, que nunca está en un ser y desaparece pronta- (r) También las viñas tienen su olor, como lo recuerda el Cantar de los Cantares, cap. II, 13. (2) Cap. 14.

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