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F. de Mendoza.-EL ORNATO ARQ.UXTECTÓNico DE EsTÍBALI2, 13 ciones sin número, contrastes sorprendentes... cuántos recursos para quien tiene abiertos los ojos del espíritu! Acaso en alguno provocará efecto desgraciado ver en las colum– nas esas pobres flores alineadas como soldados, pegadas a la dura piedra en postura forzada, ellas, llamadas a mecer su dulce peso al compás que el aire les marca; ellas, libres, a quienes ningún hom– bre ha señalado jamás patria ni lugar determinado donde lucir sus gracias y exhalar su perfume; ellas, que gustan de ocultarse dis– cretamente en la sombra. Por otra parte, parangonarlas a los mí– seros trabajos de cestería! No han de sentirse un poco humilladas? Aunque contentas de servir a la Reina de las flores, he podido escu– char sus quejas calladas y les he dado la razón. También se la he dado al artista, que, aunque rudo, supo ver en la representación floral un elemento decorativo de gran importancia y amar lo que tan digno es en la naturaleza de interesarnos vivamente. Creo que son piñas y nada tienen que ver con la flor de yaro esos pequeños racimos multiplicados que se ven en la arquivolta más exterior. No es raro que aparezca en los monumentos romá– nicos de Alava este adorno de la piña. Está todo el adorno a escala con las figuras: menudas éstas, fino aquél, de modo que forman como un bordado .de labor muy cuidadosa sobre la piedra. Esta adherencia completa a )a piedra ha contribuído mucho a la buena conservación de las labores a pesar de los crueles zarpazos del tiempo, que sólo ha conseguido desfigu– rar! as un poco. VIII Un poco de crítica a propósito de la puerta Exigimos al artista que sepa ver: el artista exige también de nosotros que cuando sentamos cátedra de críticos sepamos ver. Y con razón, pues el saber ver es toda la ciencia del que honrosa– mente quiere llevar el nombre de crítico. Ver, no lo que no hay., sino lo que en la obra de arte aparece. Ver lo que está delante de los ojos y lo que solo se manifiesta ante los del espíritu. Poco im– porta que el artista sepa o no sepa lo que allí puso, que muchas veces lleva en sí mismo y deja trasparentar en su obra lo que no sospecha. Tampoco sabe el ni,ño lo que es .candor a pesar de que se

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