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8 F. de Mendoza.-EL ORNAJO ARQUITECTÓNICO DE EsTÍBALIZ la placidez del ambiente y la dulce intimidad de una naturaleza que a veces sonríe y a veces arruga el entrecejo. ¿Qué debemos ver en estas piedras? -Un pensamiento personal o colectivo. Una voluntad que manda. Unas manos que al obede– cer manejan hierros y piedras, diseñan, copian, corrigen. ¿Hay allí indicios de que el que manda lo hace movido de una alta idea? ¿De que quien recibe las órdenes es capaz de comprender esa idea, sentirla y ejecutarla? ¿De que lo quiere? ¿De que lo hace con espontaneidad y gusto, no movido precisamente por el puñado de monedas que le alargan, sino por el amor a la· idea misma que ha hecho suya, comunicándole, por decirlo así, la vida que él vive? Mi pluma, mientras escribo para vosotros, os parece como una prolongación de mí mismo, capaz de grabar en el blanco papel lo que pienso y hasta los latidos de mi corazón. Las piedras de Estí– baliz son el papel en que escribieron los hombres de otros tiempos. . La idea ornamental, cristalizada principalmente en la fachada, encarna el deseo de vestir, enriquecer y alegrar la obra de piedra, al tiempo que sirve de libro abierto donde el artista graba su idea teológica y poética. Qué hay allí característico? Qué transitorio, qué permanente? Qué vale o no vale? Dónde están los aciertos, cuáles son las equivocaciones? Qué decían esos muros a los que los labraron? Qué no~ dicen a nosotros, refinados hijos del siglo xx, descontentadizos de cuanto nos rodea, espíritus inquietos en busca del descanso por intermedio de un arte flotante, impreciso y mu– dable? Qué pusieron ahí los hombres de otros siglos? -Entusiasmo, unión, trabajo, dinero, piedra, saber, tiempo. Cualquiera de estas cosas que hubiera faltado, Estíbaliz no sería Estíbaliz. V Fachada (Figs. 1 y 2) En los dos primeros cuerpos, que forman resalto, .se abren el vano de la puerta y el de la ventana de la nave de cru– cern. Compone el tercero la espadaña con sus huecos de campanas. El arco levemente apuntado de )a puerta tiende a evitar la pesa– dez de los de medio punto, más propios para expresar fuerza serena. _Esta combinación de arcos; indicio en arquitectura de época tran-

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