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DIONISIO PRECIADO EL SOLFEO CON ACOMPAÑAMIENTO Como se ha dicho ya, Eslava tiene dos ediciones de su Solfeo: una sin acompañamiento -la más extendida- de la que se ha hablado, y otra con acompañamiento. El Solfeo, por lo demás, es el mismo: el mismo texto y los mismos solfeos cantados. El Método completo de Solfeo con acompañamiento añade solamente un pentagrama más a los solfeos cantados. No se indica expresamente si ha de ser acompañamiento de piano. Como dicho acompaña– miento se reduce a un nuevo pentagrama en clave de fa en 4.ª línea con bajo continuo y cifrado, se desprende que el acompañamiento ha de ser de instru– mento de teclado. El ejemplar del Solfeo completo que he manejado 100 dice en su portada: <<Nueva edición, Obra 96». La denominación «nueva», podría referirse a «segunda» edición. Ello importa poco, ya que los Solfeos de Eslava han tenido muchísimas ediciones, sobre todo el Solfeo sin acompañamiento. Lo que importa es la expresión Obra 96 -Opus 96, como se dice bibliográfica– mente-. El Solfeo de Eslava, al menos el Solfeo con acompañamiento, hace el número 96 dentro de la producción eslaviana. ALGUNAS OBSERVACIONES NEGATIVAS Al Solfeo de Eslava, se le puede poner algunos peros, como a toda obra humana, máxime desde el punto de vista de hoy -a 133 años de su naci– miento-. Ya se ha tratado lo referente al compás del zorcico. Otras observaciones pueden ser las siguientes. Eslava sólo pone en sus solfeos melodías en modos mayores y menores. Hoy día se exige que el discípulo conozca también, dentro del curso del solfeo, los modos griegos, gregorianos y aun populares ( algunos al menos). También son bien vistos hoy en los solfeos las canciones populares o folklóricas, a fin de despertar en el alumno el gusto por lo tradicional. El puntillo de aumentación se coloca hoy junto a las cabezas de las notas; la barra de compás no debe separar cabeza y puntillo, como se ve en Eslava. Tampoco hoy se marca el compás de tres tiempos, dando el segundo a la izquierda del que lo lleva, sino a su derecha. 100 Debo agradecer a mi amigo José Antonio Arana Martija, que me ha tacilitado dicho ejemplar, así como también un ejemplar del Solfeo, edición ale– mana (Leipzig). Este agradecimiento es extensivo también a mis amigos Antonio Gallego y Antonio Martín Moreno, por sus ayudas aportadas a este trabajo. 262

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