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DON HILARION ESLAVA Y SU "METODO COMPLETO DE SOLFEO" ñarles los rudimentos del solfeo, la emisión de la voz y el conocimiento de las claves, conviene instruirlos en el sistema de ficciones [de las claves]. Y, después de la teoría, la práctica. Ahora pone Eslava ocho estudios a dos voces, «para completar la Íl:strucción del solfista . tanto en las dificultades de medida, como en las de intonación». Estos ocho estudios a dos voces, que son más largos que los solfeos normales, son los únicos de la 4." parte del Solfeo. Tienen gran utilidad, según Eslava. Ellos acostumbran al alumno al canto simultáneo; a la interrelación de las claves y a sentir la diferencia entre el modo mayor y menor dentro de un mismo tono. Deben cantarse estos ocho ejercicios al alimón entre discípulo y profesor, alternando las claves. Eslava explica después el trino, aunque no se h~ practicado en el Solfeo, por no ser procedimiento propiamente vocal. Habla después de la vocalización y del canto con palabras. Aporta una fughetta cantabile a 4 voces, como ejerci– cio del canto. «El discípulo podrá cantar alternativamente todas ellas [ las voces]». Es cutioso y aleccionador lo que dice Eslava, al hablar de la vocalización y del canto con palabras. Parte de que su Solfeo no es un «método de canto». Ya hemos insistido en este particular. La palabra vocalización no tiene, pues, en el Solfeo de Eslava el mismo significado que en un método de canto. Sólo se quiere indicar que vocalizar para un simple solfista es «como estudio inter– medio entre solfear y cantar, uniendo las palabras a la música». Para vocalizar se suele emplear generalmente la vocal a. Se puede usar como ejercicio de vocalización -en el sentido simplemente solfístico- cualquiera lección del método. Esta vocalización facilitará después el canto con palabras. Al hablar de este canto, Eslava encarece mucho que se exagere la pro– nunciación, «porque no he oído jamás -dice- a cantante alguno pecar por exageración respecto a la pronunciación, mientras que continuamente oímos a la generalidad de ellos, sin poder distinguir si pronuncian en español en italia– no o en árabe». Sigue Eslava hablando de la articulación y de las abreviaturas. Finalmente, Eslava cierra su Solfeo con unos cuadros referentes a los matices, aires o mo– vimientos (los recapitula) y palabras para expresar el catácter o expresión y el carácter juntamente con el movimiento. Da los vocablos en italiano y en español. Como apéndice de su Solfeo_. Eslava pone unas pocas nociones de Armo– nía: acordes consonantes, disonantes y alterados. Su :inalidad, «que los sol– fistas, antes de dedicarse al canto o a un instrumento cualquiera, tengan alguna idea de las principales reglas de la Armonía». Con ello entronca Eslava su Solfeo, con el estudio de los acordes. 261

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