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DlONISIO PRECIADO notas de adorno y las combinaciones difíciles de entonaciones y valores». Siempre y en cada página del método se ve palpablemente la mente del peda– gogo que insiste, recuerda y recopila, para que el alumno asimile mejor la materia. EN LA TERCERA PARTE Encontramos al comienzo una introducción sobre el dictado musical. Eslava no es partidario de asignatura aparte, para este menester musical. Se– gún él, el mismo profesor puede y debe ejercitar al discípulo en esto del dic– tado musical -melódico y rítmico- . Para ello, aconseja Eslava, después de conocer las experiencias de otros profesores, que se empleen lecciones de solfeo ya estudiadas anteriormente. Sobre ellas -empleando sus giros meló– dicos, compases, etc.- acomodar el dictado musical. Es, para Eslava, asunto del mismo profesor de solfeo el dictado musicai. De este modo, resulta un solfeo a la inversa. El normal es solfear lo ya escrito; el dictado -en la mente del maestro navarro- escribir lo solfeado; mejor dicho, lo vocalizado o interpretado al piano. También en esta 3.ª parte de su Solfeo toca Eslava el solfeo de la música de facistol o antigua. Aquella que se escribía sin barras de compás -sin com– pasear dice él- y a base de la nota cuadrada o breve. «De este modo están escritas las obras religiosas del célebre Palestrina y las de nuestros más es– clarecidos maestros españoles». Y prosigue Eslava, escribiendo ahora como musicólogo. «Estos magníficos documentos artísticos [los escritos en música de facistol] van quedando sin uso, porque la ignorancia de muchos de los ejecutantes y la indiferencia de los actuales maestros en la dirección y ejecu– ción de estas obras han contribuido al injusto descrédito de ellas». En los actuales métodos de solfeo no se dan normas de trascripción polifónica. En el de Eslava, algunas. El maestro pone dos lecciones, la 17 y 18 precedidas y seguidas de algunas indicaciones que pueden despertar en el solfista la curiosidad del trascritor. La 3.ª parte consta de 49 lecciones de solfeo, más abundantes ejercicios explicativos y preparatorios. Aparecen los solfeos en las claves de do en sus cuatro líneas tradicionales y de fa en 3 .a, además de no abandonar las otras dos claves ya ejercitadas. Se ven lecciones hasta con seis bemoles y sostenidos en las claves. Al final de esta parte, aparece un cuadro con los 24 tonos, in– dicando los que «no se usan» y los <ique se usan». Se explica la enharmonía, las dobles alteraciones. Se completan los compases con los de amalgama y el de zorcico. Aparecen lecciones superpuestas comparadas, de forma que el nombre de las notas resulte homónimo -do menor y do sostenido menor- , pero no la escritura. Al llegar a este punto, Eslava cuenta la anécdota prota– gonizada por un niño discípulo suyo. El espabilado miraba el pentagrama 256

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