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DON HILARION ESLAVA Y SU "METODO COMPLETO DE SOLFEO" se puede de'cir que ya es un tratado en «estilo moder:i.m,. En Lidón ha que– dado olvidada la mano guidonianz., pero siguen las notas máxima, longa bre– ve, etc. A los reguladores los llama (con muy buen acierto lingüístico) crecien– tes y decrecientes. El tratadillo de Lidón pudo haber , ido redactado en Ma– drid en 1805. Lidón, que venía desempeñando la organistía real durante 35 años, fue en ese año -1805- nombrado maestro de la Capilla Real y rector del Real Colegio de niños cantores. Buena ocasión para redactar estos «pri- n1eros rudimentos», para sus alumnos. · CARRERA LANCHARES, Pedro: Rudimentos de muszca, divididos en cinco instrucciones que facilitan la más pronta inteligencia. Para uso de los Caballeros del Real Seminario de Nobles de esta co vte. Madrid 1805. Fray Pedro Carrera Lanchares fue carmelita, organ~sta y compositor, dis– cípulo de José Lidón en Madrid. A principios del s. XIX todavía no existía el Real Conse'rvatorio de Madrid. Esto no quiere decir que no hubiese centros que impartieran la enseñanza musical. El tratado de fray Pedro nos recuerda un centro madrileño, donde la música y la danza entraban como materia obli– gatoria. Era el Real Seminario de Nobles. Para este ce!ltro compuso y editó el carmelita su Rudimentos de música. La francesada retrasó el Solfeo prác– tico del mismo autor, que debía completar su primer tratado rudimentario y que apareció en Madrid en 1815. BIOSCA, Ramón: Breve resumen de la forma y efecto d:; los caracteres musi– cales, para uso de los principiantes, dispuesto en verso. Madrid, 1807. El tratadillo de Ramón Biosca tiene sólo 8 folios manuscritos 51 • La Enci– clopedia Espasa dice que fue publicado. No he visto ningún ejemplar impreso. El Palau tampoco lo registra. Es un breve opúsculo con las nociones más elementales de la teoría musical del solfeo moderno. Se trata de una Cartilla musical, como se lee en la Advertencia preliminar. En ella «no se trata más que dar las reglas que puede admitir la memoria de lo, discípulos, dejando las explicaciones y ejemplos prácticos a la dirección ce los maestros». No tiene ejemplos, si exceptuamos los signos más elementales del solfeo, que aparecen, sobre todo, en el último folio verso. Lo curiosc de este tratadillo es que está escrito en verso con gracia admirable. Las lecciones v·an por núme– ros. El Número 1. 0 , dedicado a la •:<Definición del solfeo y explicación de la pauta», dice' así: El solfeo se reduce a tres objetos que son nonibrar y entonar sonidos y medir su duración. Estas cosas se practican en pauta de nueve cuerdas, que suben por cinco líneas y cuatro espacios entre ellas. 51 Cfr. Ibídem. Al pie de la po-rtada del manuscrito re lee: Madrid en la Imprenta Real. Año de 1807. 233

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