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DON HILARION ESLAVA Y SU "METODO COMPLETO DE SOLFEO" CONSIDERACIONES SOBRE EL SOLFEO Una de las grandes conquistas de nuestra civiliza;:ión ha sido el solfeo, es decir, la invención de la escritura musical moderna. Escritura que, de suyo, es universal, sirve para todos los idiomas y razas. El solfeo es como un espe– ranto sonoro que todos lo podrían entender. La técnica musical de escribr los sonidos es, sin género de duda, la técnica más difícil y compleja entre todas las técnicas atísticas. Muchas civi– lizaciones han existido a través de la historia, que han desarrollado técnicas impresionantes -en arquitectura, escultura, pintura-, pero la técnica de escribir la música no pasó de balbuciente o imperfecta Nuestro solfeo actual proviene de los neumas gregorianos y éstos, a su vez, de la combinación de acentos gramaticales. Varios siglos de laboriosa gestación y desarrollo hasta llegar a nuestro solfeo, a partir de los neumas sangalenses, laonianos, visitóticos, etc. De aquellos neumas -crisálidas arra– cimadas sobre textos litúrgicos- han nacido estas mariposas que se alojan en los hilos del pentagrama moderno. Una partitura pianística, orquestal, tiene una belleza -aparte de su valor de técnica arquitectónica sonora- que no la tiene una página de imprenta común. No voy a discurrir aquí si esta palabra -solfeo- es apropiada hoy, para expresar todo el contenido de esta disciplina musical. Quizás lo fuera para expresar el solfeo medieval, es decir, la solmisación gui¿oniana. Roberto Pla, en un buen artículo sobre el solfeo, encarece la fealdad misma de este sus•• tantivo -solfeo-. En verdad, a los que estamos habituados a esta disci– plina musical no nos llama la atención dicho nombre. Pero, espetémoslo a uno que nunca haya oído hablar de él -¡solfeo!-. La palabra, fea palabra, es más para un tratado de Astronomía, que para una asignatura de la más bella de las artes, la música. Etimológicamente, la palabra solfeo deriva del nombre de dos notas -sol y fa- usadas en la solmisación de Guido de Arezo De estos dos mono– sílabos de la mano abierta del benedictino se han formado en español las palabras solfa, solfeo, solfear y sus derivados. También de estas palabras po– dríamos sacar argumento para encarecer más la fealdad ::le la palabra solfeo. Pero, «no es lugar este trabajo para ofrecer sustituciones idiomáticas» 48 • Admitida la palabra «solfeo», hay que discurrir sobre ella. La música es un lenguaje. Como .tal, tiene su escritura y su lectura. Hay una definición tradicional -matemática, diría yo- del solfeo y de b acción de solfear. Solfear es leer las notas musicales, dándoles su entonación y ritmo corres– pondiente. Esta definición puede y no puede ser correcta, según se la explique. 48 Roberto PLÁ, Un estudio sobre e! solfeo, en Música 10 (1954), pág. 89. 229

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