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SIMBIOSIS SERAFICA: DONOSTIA-RIEZU Cuatro años más tarde iba a compartir en Madrid el Padre Jorge la misma habitación con su Padre Donostia en el Convento de Capuchinos de Jesús de Medinaceli; el Padre Riezu enfrascado en sus ciencias exactas y el Padre José Antonio en sus mundos musicales. Tu música no hace ruido, sino una suave y dulce armonía que acompaña y clarifica otras armo– nías interiores, le contestaba a su pregunta sobre si le estorbaba con sus pruebas y estudios pianísticos. Así vivieron ocho meses, suficientes para que se desarrollase plenamente esa simbiosis Donostia-Riezu que perduró para siempre. No fue todo de color de rosa en la Villa y Corte; no en vanc estamos en los años 1918 a 1923: "movimientos políticos y sindicalistas, conservadurismo a ultranza sobre todo en los ambientes eclesiásticos, guerra de Africa.. :' Procuraba suavizar'! modernizar este horizonte demasiado estrecho, asistiendo con el Padre José Antonio a coociertos" de las grandes or– questas que semanalmente pasaban por el Real de Madrid, con algunas advertencias (casi amonestaciones) nada agradables por parte de las autoridades eclesiásticas diocesanas y religiosas, en contraste con el saludo sencillo de La Chata (la Infanta doña Isabel) que, al to– par con los "frailes" (porque iban de hábito pardo talar, tonsura y barba capuchina), les dijo en más de una ocasión: "Buenas tardes, Padres. ¡Qué gusto rr.e da verles aquí!". Y de nuevo el canto gregoriano Aprovechando el ambiente acogedor de la mansión señori&I de un "cristiano viejo" de tos madrides, culto y piadoso, que alternaba el rezo en latín del oficio divino con los Padres Donostia y Riezu con el Breviario oficial de los clérigos, se formó pronto un ambiente de alta cultura y fína espiritualidad en torno al piadoso latinista señor Calonge; la elite del Madrid cortesano y provinciano se reunía en torno al Padre Donostia para recibir lecciones de canto gregoriano; y se formó un coro, posiblemente el primero de Madrid educado en el espiritu del Motu Proprio de San Pío X, que actuaba domingos y fiestas en algunos templos próximos al domicilio del señor Calonge. El Padre Jorge conserva una fotografía donde se encuentran, junto al mecenas, señor Calonge, los Padres Jorge y Donostia, con un grupo de señoras y señoritas de la aristocracia madrileña: "aquí está la hija del Señor Maura, aquélla es la señora de Juan Ramón Jiménez, la de más allá... :' ¡qué recuerdos para el Padre Riezu! Y el sentido del canto gregoriano llegaba al alma de los cantores y de los oyentes, como hoy, después del revoltijo musical postconciliar, este mismo año de 1994, con el éxito de nuestros monjes de Silos, primeros maestros del Padre Donostia en este género musical,·en el gregoriano gra– bado según técnicas actuales. La expresión sincera, no meramente literaria, de F. Claramunt, nos lo rubrica, hablando de su nunca olvidado Juan Antonio Vallejo Nájera: "Agradece el ;anta gregoriano, capaz de conmover agnósticos, que guíe su alma por caminos recoletos, hacía las regiones más eleva– das del espíritu en la esfera del sentimiento relígíoso". El Padre Jorge y la FUE Cuando yo era alumno de la universidad en torno al año 195L ó 55, un señor catedrático de ciencias exactas me saludó en plena calle y a mi respuesta de que yo era efectivamente religioso capuchino, me preguntó por el Padre Jorge de Riezu. -"¿A que no sabía Vd., que el Padre Jorge fue el primero y único capellán que tuvo la FUE en España?". Yo ignoraba hasta el significado de las siglas y me las tuvo ::¡ue explicar: "Por aquellos años (1918 en adelante) estaba muy a tono en el mundo social el sindicarse o agruparse los 305

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