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P. VIDAL PEREZ DE VILLARREAL Recuperó la salud y el movimiento de brazos y manos, pero no de las extremidades infe– riores (¡le daba miedo ponerse en pie!); no tuvo necesidad de recuperar el humor ni la lucidez de mente, porque nunca los perdió, y aquí está su ejercicio de caligrafía elemental (calificada por él como los "palotes" de su escuela de Riezu) para poder reiniciar la corrección de prue– bas de los últimos volúmenes de las obras del Padre Donostia; y lo consiguió, aunque todavía no hayan sido publicados. Agradeció el Padre Jorge su estancia en la Residencia Padre Adoáin; en ella, rodeada de un verdadero oasis natural, encontró cariño, paz y sosiego, sobre todo en lo espiritual; alejado de su Archivo Padre Donostia, disponía de tiempo para reflexionar con Maritain y Garrigou-Lagrange, o Guardini o sus físicos termodinámicos; aquí comprendió mejor que en la cátedra todavía el principio de la complementariedad de Niels Bohr, que, aunque propues– to en plan exclusivamente físico, es extensible a toda relación humana y más todavía si es espiritual; la simbiosis Donostia-Riezu maduró a la luz de este principio, preparándolo para el paso a la eternidad. El religioso encargado del cuidado nocturno de los enfermos, captó una llamada suave proveniente de la habitación del Padre Jorge, porque se trataba de un enfermo encantador, ideal; serían las 2 de la mañana del día 27 de marzo de 1992. Acudió el religioso y, notándolo un poco cansado, le animó a tomar un sabroso jugo de frutas, pero el Padre Jorge le insinuó dulcemente: "deseo levantarme, porque tengo que hacer un largo viaje". Lo acomodó el reli– gioso y lo dejó descansando en santa paz, aunque sin llegar a adormecerse; a las pocas ho– ras, las seis de la mañana, había comenzado su gran viaje a la eternidad; había abandonado las dimensiones temporales einstenianas y había pasado a las eternales, el misterio no desci– frado por aquel sabio que en sus años juveniles apretó su mano en la Universidad de Madrid; había llegado para el Padre Jorge el momento de la sincronización plena de la dinámica de su existencia con la eternidad; le faltaban unos meses para cumplir los 98 años. La literatura en el Padre Riezu Su forma de escribir era pulcra, nítida y precisa; solía indicarme que de vez en cuando leía literatura y filosofía, porque necesitaba de sus armas como instrumento de expresión; por eso me atrevo aquí adespedirle con Luis Rosales, aunque probablemente no lo leyó nun– ca, poniendo como fondo musical el Requiem dulcísimo de la Misa del Padre Donostia que le esperaba en el paso a la eternidad: "Cuando tus ojos no te sirvan sino para asomarte a ellos, cuando cubra tus hombros el éxtasis y tu mirada sea un musgo de campanas... Cuando sientas que la muerte es una forma de templar tu espíritu sosegado..." ...¡Descansa en tu simbiosis seráfica de las dimensiones eternales! Publicaciones donde intervino de forma más o menos directa el P. Jorge de Riezu 1 - SCHUSTER, Ignacio - HOLZAMMER, Juan Bautista. - Historia Bíblica. Tomo 1- Antiguo Testamento. Traducido por el P. Jorge de Riezu, OFMCap. Editorial Litúrgica Española. Barcelona, 1934. XVI - 828 pp. 2 - SCHUSTER, Ignacio - HOLZAMMER, Juan Bautista. - Historia Bíblica. Tomo 11 - Nuevo Testamento. Traducido por el P. Jorge de Riezu, OFMCap. Editorial Litúrgica Española. Barcelona, 1935. XVI - 730 pp. 320
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