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P. VIDAL PEREZ DE VILLARREAL en parte había sólo música, y, en el resto música y letra; melodías recogidas sin los medios actuales, recorriendo infinidad de pueblos vasconavarros, vascofranceses y guipuzcoanos; esperaba y confiaba en editoras particulares y comenzó con La Gran Enciclopedia Vasca de Bilbao, pero la empresa fracasó y se refugió en la editora popular, de gran mérito en todo género cultural, "Eusko lkaskuntza - Sociedad de Estudios Vascos". No olvidemos que esta época es la de su postración total, con parálisis casi plena de piernas, brazos y manos; había que verlo con qué humor reiniciaba sus clases de "palotes" de la escuela de Riezu para recu– perar el movimiento de los dedos de sus manos; porque la mente del padre Riezu se mantu– vo siempre clara y lúcida, hasta los últimos momentos de su vida, y a todos conocía por la voz y el sonido musical de su timbre personal: ya nonagenario, seguía corrigiendo y ordenan– do pruebas de imprenta de los volúmenes que pronto esperamos ver. Pero se nos fue sin dar con el título adecuado para la nueva colección; ha quedado en manos de los preparado– res inmediatos de la edición. ¿El Padre lnza compositor? ¡Tanto iba el cántaro a la fuente... ! Lo tenía en su intimidad, pero Mariano Barrenechea, el albokari del duranguesado, consiguió una copia de un villancico compuesto por el Padre Jorge en pasados años; lo estrenaría la Coral de Galdácano en las inmediatas fiestas navide– ñas; y se grabó en disco y se extendieron sus partituras por otros grupos corales; se intitula Egizu lo; su sencilla estructura musical responde a la letra de canción de cuna que le canta– rían sus hermanas mayores junto al molino Ventura, acompañadas de la suave cantinela del agua molinera; más tarde presentó al concurso de coros de Tolosa (Guipúzcoa) otra compo– sición sobre un tema popular, publicada por la Comisión Organizadora de la Capital Foral de Guipúzcoa, con el título Xerri Kuttin. (N. º 46 del catálogo adjunto). Centenario del nacimiento del Padre Donostia (1886-1986) El año 1986 fue un año denso y activo como pocos para el Padre Jorge; trataba de dar a conocer la figura del Padre José Antonio por todos los rincones del mundo, echando mano de cuanto la pobreza franciscana era capaz de proporcionar. Organizó intervenciones de gran– des orquestas [se llegó a interpretar íntegramente la parte musical de la Obra de H. Ghéon La vie Profonde de St. Fran9ois d'Assise, compuesta para el Centenario de la muerte del San– to (1926)], solistas de canciones selectas, coros variados, orfeones, solistas de piano, piano y violín..., y conferencias; una de las más llamativa y bien perfilada fue la de otro elitista del grupo catalán Joseantoniano, se trata de Don Miguel Querol Gavalda, ex director del Instituto Español de Musicología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde colabo– ró, en su sede de Barcelona, durante muchos años, con el Padre José Antonio. Se publicó todo el estudio-conferencia en la revista Príncipe de Viana, Pamplona (Navarra), 47 (1986) pp. 665-690. Copio del Señor Querol: "Pero la suerte del Padre Donostía, además de la venerable bar– ba capuchina del Padre Riezu, nos ofrece también la cara femenina de Dña. Teresa Zulaica de Zaragüeta, colaboradora eficiente y brazo ejecutor en todo lo que concierne a la difusión de la obra de nuestro músico y a la organización de su homenaje". El sabroso goteo de los homenajes Nunca se negó a ellos; en el apéndice de sus obras presento cinco de estas contribucio– nes; algunas de muy cortas páginas, pero llenas de una sencillez franciscana encantadora, y de un recuerdo de familia que tan sabiamente supieron recoger nuestros abuelos. 318

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