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SIMBIOSIS SERAFICA DONOSTIA-RIEZU ció desde su más tierna edad: la Orden Franciscano-Capuchina; se interpretó por el coro de voces graves de Elizondo y de los religiosos de la Fraternidad de Lecároz la "Missa gregoria– na", escueta, limpia y profundamente espiritual; al día siguiente se le dedicó un solemne fu– neral abierto al público, y en él la Agrupación Coral de Elizondo, dirigida por Don Juan Eraso, interpretó, como nunca lo había hecho, la Missa pro Defunctis que el Padre Donostia había terminado de componer en 1945. A partir de esta fecha, siempre soñaba y soñó el Padre Jorge con poder grabarla y po– nerla al alcance del público culto, amante del buen sentido de a música, porque su senti– miento y profundidad espiritual abrillantaban todavía más las suaves melodías del canto gregoriano, porque la obra musical (a cuatro voces mixtas) está compuesta a base de las melodías gregorianas de la "Missa pro defunctis", en ocasiones calcadas al pie de la letra, o mejor, con su misma tesitura musica. Por fin, se pudo llegar a realizar esta, al parecer, utopía, y en 1982 se grabó la gran obra musical en la iglesita del mismo Colegio de Lecároz, aprovechando sus buenas condiciones acústicas y, sobre todo, su órgano, pues el Padre Donostia conpuso su obra en recuerdo de sus padres, pensando en el órgano que ellos hicieron posible en el coro conventual del pequeño templo, y la registración por él señalada corresponde exactamente a "los juegos" de que ese órgano disponía. Fue una noche de alta tensión: la Agrupación Coral de Elizondo no cesaba de repetir y repetir las diferentes partes musicales, porque el director de la graba– ción aspiraba siempre a más; la utopía debe ser nuestro norte, pero siempre resulta inalcan– zable. Depués, en su estudio de Madrid escogería la mejor de todas ellas. Resultaba interesante ver desde la barrera a la Agrupación Coral, al Organista, Padre Claudia Zudaire, y al Padre Jorge hecho un manojo de nervios en un rinconcito de su Archi\'o Padre Donostia, vibrando todos de intensa emoción. El original de la obra, reproducido en su primera y última página en las ilustraciones lite– rarias y gráficas que acompañan al disco, lleva la firma del autor: 11 setiembre 1945 12 1/2 mañana. Lecároz. Aquí di fin a la Misa. Laus Deo. Padre José Antonio de SS (rubricado). A decir verdad, la primera tirada o edición del disco no satisfizo; salió una segundabas– tante mejor impresa, sin poros, ni ruidos, y sin interrupciones bruscas, aunque breves, de la audición musical, que desilusionan al melómano menos exigerte. La edición fue patrocina– da por la Institución Príncipe de Viana de la Excelentísima Diputación Foral (hoy Gobierno de Navarra). El director de la producción tuvo la feliz idea de presentar, como preludio de toda la obra, el sonido cadencioso y sereno del reloj de torre, ya secular, que dirigió durante tantos años la vida colegial. 1 'Abrimos este disco, dice el autor Cel texto en él impreso, con el sonido del campanario del Colegio de Lecároz: campanadas vinculadas especialmente al autor, a la obra y a los in– térpretes", porque su sonido se extiende por casi todo el Valle de Baztán. La portada y contraportada son rep-oducción de las de la edición original de la obra im– presa en 1945; consiste la primera en una estela discoidea del más puro estilo clásico del país vasco-francés, con una cruz de brazos iguales trebolada en sus cuatro extremos, y un denso texto en latín, en el disco y en la base, resumiendo toda la intencionalidad del autor de la obra musical. La Casa de _Ananías Al trasladarse el Padre Donostia a París para estudiar música moderna, se encontró con varios profesores que le sumergieron en el estudio de Juan Sebastián Bach, con gran pasmo 313
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