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E. ZUDAIRE Contra esos privilegios clamará, en tiempo de Felipe IV, el virrey don Miguel Santos y de S. Pedro, obispo de Solsona, porque por ellos resulta– ba «dificultosissimo y trabajosissimo el govierno del Principado, particu– larmente por el privilegio que dispone que los militares no pueden ser in– quietados por delitos criminales sino a instancia de parte... Y assi los mi– litares (es decir, los nobles) andan, en su mayoría, cargados de delitos enormes, sin poder ser castigados, quedando con mucho ánimo de per– petrar otros•. 3 ¿Qué había en el trasfondo de todas aquellas inquietudes? Para el in– genuo Gilabert, de cuya simplicidad se burlará donosamente el Dr. Feli– pe Viñes, abogado fiscal patrimonial de Cataluña, la razón saltaba a los ojos: por no ofrecerles Castilla cargos honrosos y lucrativos, el ocio les enfrentaba día a día. A lo que replicará el cronista Bigaro que la nobleza catalana era poco amiga de ocupar puestos palaciegos en la Corte caste– llana.4 En hecho de verdad, ni las empresas bélicas, ni los afanes políti· cos, ni los intereses mercantiles parecían atraerles con eficacia. Por lo demás, tampoco todo se redujo a rivalidades de sangre ni a pleitos de honor y celos. ¿Qué entendían de tales códigos Rocaguinarda y Serrallonga? Y ¿qué todos aquellos salteadores de los caminos reales, fal– sificadores e igualadores de monedas, homicidas por una carga de trigo? Tan endémico llegó a ser el mal en la época de los Austrias que apenas hubo virrey que no tuviera que habérselas con los bandoleros. Que mu– chos sacrilegios y hurtos en lugares sagrados se realizaron a la sombra o por iniciativa de los hugonotes refugiados en Cataluña, no ·es improba– ble; 5 que el paso de los metales preciosos por aquellas rutas, rumbo a Ita– lia, tentara la codicia de muchos, tampoco puede negarse; 6 que el alza de precios por la· afluencia del oro americano y por la periodicidad de las malas cosechas levantara, al acentuar la miseria, partidas de ladrones, lo 3 ACA., CA. 275.42: carta del virrey obispo de Solsona al Rey. Barcelona, 30 de septiembre de 1628. 4 G. BATTJSTA BIGARO AVOGADRO, De/le Historie Memorabile. Libro primo: Della Sollevatione di Catalogna (Venecia 1653), pág. 2. 5 E. SERRAIMA, Hugonotes y bandidos en el Pirineo Catalán, en «E. H. M.», vol. IV (1954), págs. 207-224. 6 JUAN REGLA CAMPISTOL, los envíos de metales preciosos de España a Italia a través de la Corona de Aragón y sus relaciones con el bandolerismo pirenaico, en «E. H, M.», vol. IV (1954), págs. 189-203. 108
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