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, UNlON Y CONCORDIA DE LA VILLA DE OLOT POR E. ZUDAIRE UNA PLAGA SOCIAL El noble escritor leridano Francisco de Gilabert, cantor arrebatado de «la calidad del Principado de Cataluña», al no poder disimular cierto fe– nómeno denigrante de perturbación social, trata de excusarlo: «Siendo este territorio de Cataluña montuoso y áspero, de necesidad ha de produ– cir hombres fuertes; si fuertes, animosos; si animosos, atrevidos; si atrevi– dos, valientes; si valientes, celosos .de reputación y honra... De estas cau· sas vemos tan al ojo los efectos en este Principado, que los naturales no pueden negarlas, ni los extranjeros, advirtiéndolas, dejar de concederlas. Es uno de ellos las bandosidades, que en el ordinario hay, efectos propios de ánimos fuertes y celadores de su honor». Y el otro, los robos y rapiñas, mas no por codicia, que está reñida con el pundonor, sino por necesidad de los jefes de cuadrillas, para poder sustentar, una vez arruinadas las ha• ciendas propias, las huestes que levantaron; y por contagio de los muchos, franceses que merodean por tierras catalanas. 1 Sin pretenderlo, denunciaba Gílabert una terrible lacra social, que no quedará sin su consecuencia política. Ni el hecho ni las causas eran nue– vas. El embajador florentino, Francisco de Guicciardini, había advertido en su «Diario de viaje» un siglo antes sobre los riesgos de cruzar tierrns del Principado en razón de los asaltos, hurtos y asesinatos. In'terpretaba aquella caótica situación como secuela de las inmunidades que ampara· ban a los señores, laicos y eclesiásticos. 1 Resabios de época feudal. 1 FRANCISCO GILABERT, Sobre la calidad del Principado de Cataluña (Lérida 1616), BCB., F. B., págs, 246-250. 2 JOSÉ ALFONSO GAMO, Viaje a España ele F. Guicciardini, embajador de Floren– cia ante el Rey Católico (Valencia 1952), págs. 38 y siguientes. 107
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