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UN ESCRITO ANÓNIMO DE CALDERÓN DE LA BARCA 271 reafirma la nunca desmentida fidelidad de los catalanes al Rey~ virtud que, con 13. de la fe, son las más celosamente guardadas por los naturales de aquella tierra. Los catalanes en todo momen– to honraron a la Monarquía con cuantiosos tributos de oro y de sangre; y aun ahora, no reniegan de su Rey, sino de sus malos Ministros, entre los cuales se estigmatiza al Conde Duque de Sari Lúcar y al Protonotario de Aragón, don Gerónimo de Villanueva~ Enuméranse los privilegfos que les otorgaron los Soberanos a lo largo de la historia y se querellan de su conculcación por los ac– tuales gobernantes, al haber alojado tropas castellanas en su tie– rra y al haber atentado contra la autonomía de la Generalidad en el asunto de los contrabandos, embargados por el alguacil Monrodón de orden del Virrey; y contra los privilegios de Barce– lona, al negar a sus conselleres la Grandeza y exigir a la ciudad el pago del quinto. Protestan airadamente contra el incendio de las iglesias de Riudarenas y Montiró, perpetrados, según ellos, in– tencionadamente, por los tercios de don Leonardo Moles y do~ Juan de Arce; aseveran que los soldados castellanos queman sus lugares, fuerzan a sus mujeres, destruyen sus ganados. Y con;. cluyen con que la necesidad de la defensa y la desesperación de los naturales puede poner las armas en sus manos, y con una apremiante petición al Rey de que empuñe por sí mismo las rien– das del gobierno, que ellos le guardarán fidelidad. LA RESPUESTA DE CALDERÓN. Aunque no sea este el momento de analizar documento tan fundamental como la Proclamación Católica, podemos anticipar-– que en él se contienen muchas verdades, pero envueltas en tal nu– be de inexactitudes y de virulencia, que el dicho documento le– vantó una gran ola de indignación en la Corte. De "escandalo– sa, apócrifa y soberbia" la califica Pellicer en su Idea del Pr·inci-– pad,o de Cataluña (Prólogo, p. 2, s. n.) y que "apenas tiene Perío– do o Cláusula a quien no esté contradiziendo toda la fe de las: