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.288 EULOGIO ZUDA1RE, O. F. M. CAP. tu Principado vemos alguno donde constantemente corre la doctrina de lutero._ Dime pues agora auiendo de juzgar desapasionada la pru~ dencia de otras naciones la neutralidad de aquel delito, a quién se le acu– mula antes a las Castellanas Armas que tantos t:xercitos sustentan en defensa de la fe, o a ti· que sola una vez que se te ofrece, te vales, no digo de sus enemigos (de sus no amigos basta) pues tampoco trauajan en la extirpacion de sus errores. es pretexto de Catholica Religión pa· ra hacer guera a gente donde es tEmeridad el presumir que aya un h~~ rege en duda? Conuocar nacion donde aun no es escrupulo el creer que los ay de conocida? y a quién, digo otra vez, deue atribuirse antes la sospecha? a ti; en cuios escuadrones y defensas vemos los Religiossos manchados en xptiana sangre las manos que quiza consagraron aquel dia, desnudos e indecent,emente puestos los hauitos benditos, exortan– do la guerra deuiendo exortar la paz como verdaderos Apostoles de Xpto? o a nosotros que al vernos en nro. poder nos echamos a sus pi-es, los aluergauamos y dauamos libertad y en tantos desamparados pueblos como emos encontrado. su maior assilo a sido hallar un Religio– .so a cuya sombra se an escapado muchas haciendas y vidas: considera· esta razón y quanto deues a los que teniendola en fauor suio de ti no quieren imaginarlo. Y sea conclusion deste capitulo el verdadero conocimiento de que .semejante insulto siempre fue grande, siempre detEstable y sacrilego pero no bastante a disculpar el auer tomado las armas contra tu Prín– cipe, tocado caxas, enarbolado banderas y conuocado naciones; porque no es disculpa de un delito la consequencia de otro, haciendo del dudoso y ageno pecado, propria y declarada culpa: y quando hubiese sido cri– men de heregia (que yo siempre negare que lo aia sido) delata en for– ma, veras como la Justa, la piadosa mano de tu Conde es la primera que en la nunca apagada llama de la fee, enciende el fuego donde aun no se reseruen cenizas de semejante incendio, porque el leal vasallo no tiene Jurisdicción para pedir Justicia con las armas, que entonces mas es tomarla que pedirla conque queda prouado que aun la simulada afectación de zelo que publicas, no es legítima di_sculpa -de la traición con que cometes Fol. 125 (=p. 5) pues antes, boluiendose contra ti, los medios de que te vales, te dexan en lo uno declarado, y en lo otro sospechosa. El tercer presupuesto que el exercito de su Magd. abrasa, roba, for– ~. despedaza y hace esclavos, a que yo no tengo que satisfac:;er pues por mí satisfac:;e la experiencia desde la primera entrada que hicieron 8US reales armas en tu Principado; qué passo dieron que la vanguar– dia dellas no fuese el Genl. perdon que marchó siempre adelante a
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