BCCCAP00000000000000000000999

284 EULOGIO ZUDAIRE, O. J:ó'. M. CAP. tas páginas de la misma Crónica de· Miguel Parets. Redarguye Calderón que, dando de barato la realidad de tales excesos, bien probado tienen que los ejércitos de su Majestad avanzan brindan– do el perdón a cuantos quieran aceptarlo y sin hacer extorsión alguna, según se comprueba por los numerosos pueblos que van cayendo en su poder. Y que el malhadado caso de Oambril,s, en que, después de rendidos sus defensores, acometieron nuestros soldados a los supervivientes, haciendo gran mortandad en ellos, tiene su explicación en los intentos de fuga y en las emboscadas que por aquellos mismos días les armaron los naturales en las . proximidades de dicho pueblo. Y que no hablen de restablecer ellos la justicia, cuando por el terror y el pánico de los Jueces Reales, no funcionan los Tribunales y campan los amotinados li– bremente, cometiendo mil suertes de excesos. "El quarto y último, asegurarte que con estas causas podías tomar las armas y entregarte a Señor extraño." Una vez que se juzgan triturados los argumentos del adversario, lógicamente se concluye que no hay razón para romper la fidelidad prestada a su Rey y pasarse al enemigo. A lo que se añaden los múltiples infortunios que les han comenzado a llover por causa del francés, que no puede fiarse de ellos, porque ºel que más interesado abra– za la traición, aborrece los traidores"; y las calamidades apoca– lípticas que les amenazan, con la guerra dentro de sus fronteras. En trazos briosos y fulgurantes resume Calderón su disquisi– ción dialéctica, discurriendo sobre los tres motivos principales de rebelarse una República, para concluir que ninguno de ellos se ha dado en Cataluña. Apela a la cordura y al limpio historial de Cataluña y de Barcelona, brindándoles el perdón generoso y los · brazos abiertos del Rey. Termina con una exhortación brillante a Barcelona (agente principal de la sedición) en nombre de sus glorias pasadas, que volverán a reverdecer si, renegando de sus nuevos aliados y pensando en la desolación de su cpmercio y de sus campos, se acoge a la piedad real.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz