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UN ESCRITO ANÓNIMO DE CALDERóN DE LA BARCA 283 "El primer presupuesto de tus alteraciones -enuncia Calde– rón, tomándolo de la propaganda catalana- fué asentar los in– teresados en ellas; que su Magd. (Dios le gde.) trataua de romper tus fueros, pues ya contraviniendo a ellos alojaua en tu Princi– pado sus soldados". Y, en efecto, la cuestión de los alojamientos, no sólo por las extorsiones que cometían los soldados, sino por creerlos contra– fuero en principio, fué una de las que más blandieron los pertur– badores. El problema es tan complejo, que nos abstenemos de co– mentarlo. Respuesta muy aguda y fundada en el Derecho común es la que da Calderón de la Barca. En ella conviene con los emi– nentes juristas Vinyals y Felipe Vinyes. "Fué el segundo persuadirte que auiendo puesto fuego a un Templo su exercito quedaua sospechoso en la fee y excomulgado, y que con el pretexto de desagraviar sus sagradas reliquias era no solo justa pero santa y catholica la guerra". Recordará el lec– tor que sobre este asunto se insistía, y muy largamente, en la Proclamación Católica. Arguye el .autor de la Oonclusión que no está comprobado quién fué el causante de dicho incendio, pues hay quien lo imputa a los propios catalanes (si bien el obispo de Gerona, don Gregorio Parcero excomulgó al Tercio de Moles el día 13 de mayo, excomunión que los Inquisidores Apostólicos confirmaron a 10 de noviembre contra los incendiarios de las igle– sias de Riudarenas y Montiró) (24); y que aún dado caso que fuera verdad, no les autorizaoa a tener por herejes a soldados de un Rey tan cristianísimo y que tan buena acogida daban a cuan– tos sacerdotes y religiosos hallaron con las armas en la mano y menos a tomarlas ellos contta su Rey y Señor natural. "El tercero, atemorizarte con que sus exercitos entrauan ro– bando hazien<tas, qwemando lugares, matando los 1Jezinos, forzan– do Zas muyeres y despedazando las criaturas". Sobre este particu– lar sí que abundó la literatura de mala ley, comenzando por cier- (24) M. H. E., Apéndice IV y V del vol. 20; Ap. 2 y 3 del vol. 25.