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Notae et discussiones 497 en el notable sermón De adventu antichristi de Bernardino de' Busti, la pieza quizá más importante de aquel género oratorio. El tema de la inminencia del fin del mundo habíalo utilizado en los, comienzos del siglo XV san Vicente Ferrer, que se presentaba a sí mismo como el « Angel del Juicio »; más tarde san Bernardino de Siena ( 2) y sus discípulos, no con tanto drc.matismo, lo mantuvieron al día, adop– tando frecuentemente una entonación profética y descubriendo en los. acontecimientos las señales de los tiempos del anticristo. Savonarola, al final del siglo, sería el mago del profetismo como recurso oratorio. Pero fo. que en otros no pasaba de ser quizá eso, un recurso no siempre de buena ley, es en Bernardino de' Busti convicción arraigada, fruto de un examen prolijo de las predicciones que pululaban en su época. Se hallaba persua– dido de que el fin del mundo vendría hacia el año 1500. Quién era Bernardino de' Busti Bernardino de' Busti - latinizado « de Bustis » ~ nació en Milán: hacia el 1450, hijo de un notable doctor en ambos derechos. Él mismo obtuvo en la universidad de Pavía la láurea en Jurisprudencia, que vino a añadirse a una vasta formación humanística adquirida en su ciudad natal. A los veinticinco años de edad vistió el hábito franciscano entre los observantes del convento de Legnano. Era entonces provincial el eminente Miguel de Carcano, de cuyo magisterio recibió Bernardino los, puros ideales de la vida seráfica y el entusiasmo por dos grandes tareas en que le vemos comprometido durante toda su vida de apostolado: la defensa del privilegio de la Concepción Inmaculada de María y la difu– sión de los Montes de Piedad. Propúsose como modelo en el apostolado a su homónimo san Ber– nardino, recientemente beatificado. Muy pronto fue el predicador más requerido en las ciudades de Italia; sus exhortaciones patéticas eran reci– bidas como oráculos. Fue sobre todo incansable en pregonar las excelen– cias de la Madre de Dios. Al morir, probablemente el 8 de mayo de 1513,. (2) Ct Opera omnia, I, Quaracchi 1950, n9-130, 141-166; III, 1956, 1()8- 229, 330-339: « De signis per quae cognosci potest quando Dei indicia sunt pro– pínqua »; VIII, 1963, 227-232 (doce sermones seguidos, en adviento, sobre el'. anticristo), 294-306 (diecisiete serm,:mes sobre el fin del mundo y el juicio uni– versal).

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