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21 l'EfüiONAL!DAD Y MISIÓN 181 cariz de polémica y de formu1acicnes extremas del ideal ; ahora se sentía en plena posesión de su razón de ser, de sus medios de acción y de su misión en el seno de la Iglesia. Contaba ya con 21 Provin– cias y 3. 700 religiosos. Sintiendo estrechos los confines de Italia, iniciaba su rápida expansión al otro lado de los Alpes. En menos de veinte años triplicaría el número de sus miembros. Los estudios, mirados con prevención en un principio como obs– táculo para la sencillez y la pobreza franciscana, eran cultivados ya como medio necesario para los fines de la Orden, sobre todo a partir del Concilio de Trento. Entonces mismo, en el capítulo general de 1575, acababa de llevarse a cabo r.na revisión de las Constituciones, que presentaba como novedad más importante el establecimiento de casas de estudios en cada Provincia, sancionando un decreto de otro capítulo general de 1564. La comecuencia fue una mayor amplitud y elevación en las formas de apostolado, un sentido más ilustrado, más positivo, de la vida interior y de las prácticas de austeridad, y una influencia insospechada del cépuchino en la vida religiosa y so– cial del tiempo. La Orden capuchina vendría a ser, junto con la Compañía de Jesús, una fuerza; de primer orden al servicio de la San– ta Sede en la empresa de la restauración católica. Así se preparó la generación de los santos, de los grandes predicadores populares, de los misioneros, de los diplomáticos, de los teólogos, de los hombres de gobierno... San Lorenzo de Brindis sería todo eso a un tiempo. Las leyes de la Orden disponbn para los recién profesos un in– tervalo al menos de dos años antes de la reanudación de los estudios. Tenía como finalidad consolidar el espíritu adquirido en el novicia– do. Con fray Lorenzo hízose una excepción. Una vez. más se le obli– gaba a desempeñar el papel de superdotado. Fue enviado inmediata– mente a Padua para completar sr.s estudios de lógica y filosofía, y luego a Venecia para cursar la teología. El ardor con que se entregó al estudio, junto con la intensidad de la vida interior y el rigor de los ayunos, provocaron nuevo resentimiento de la salud, y se impu– so una interrupción, Restablecido por fin milagrosamente, pudo ter– minar sus estudios reglamentarios, que duraban cinco años. Todavía no habían entrado los centros capuchinos de estudio por la enseñanza escolástica, es decir especulativa, de la teología. Se estudiaba directamente la sagrada Escritura, con métodos eminente– mente positivos, a base de los comentarios de los santos Padres.

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