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178 L",Z,\RO DJi ASPURZ 18 Todos creían hallarse ante el milagro. Y llegó a tanto el entusiasmo, que el arzobispo le concedió amplia licencia para pronunciar sus discursos en todo el arzobispado, con patente escrita y firmada 9 • Para entonces es posible que fuese ya, llamado por los oyentes fra Giulio Cesare, porque así sonaba su nombre desde que, hacia los ocho años y a raíz de la muerte de su padre, tomó el hábito entre los pueri ob,lati del monasterio de los conventuales 10 • Con ellos pasó unos cinco años, en los cuales sentó los fundamentos de aquella formación humanística, amplia y segura, que campea en sus obras. Con la inteligencia se adelantó también a la edad la seriedad de ca– rácter y la experiencia de, una vida espiritual impropia de sus años. Cuantos le trataban tenían la impresión de que aquella existencia in– fantil no guardaba los cauces normales. El infortunio vino a añadir nuevos trazos de gravedad. No bien asomado a la adolescencia, Giulio Cesare perdió a su madre. Orfan– dad y pobreza cayeron entonces sombríamente sobre sus trece! prima– veras; y sobrevino el desamparo, un desamparo trágico, en que de– bieron de tener parte, po sabemos por qué causas, los mismos reli– giosos que lo habían admitido y educado como candidato para su Orden. Todo esto aparece siniestramente reflejado en el mencionado informe confidencial de 16!6, que recoge el testimonio de «una per– sona digna de crédito». Vemos al joven Rossi, «siendo de edad de trece o catorce años», como compañero de un maestro Virgilio de Brindis, que ha ido a predicar a la ciudad de Lecce. Y el pobre fra– tino, viéndose «con su hábito hecho jirones, casi desnudo)), un día se atreve a suplicar al predicador le permita dirigir al pueblo un sermonetto de los que él sabe declamar, con el fin de hacerse con la limosna necesaria para comprarse un hábito. Maestro Virgilio se aviene gustosamente, más aún, él mismo hace a la mañana siguien– te la presentación del pequeño orador a su auditorio. El éxito es completo : mientras el fratino habla, el predicador realiza la colecta. ¡ Cinco ducados ! Al valor de nuestra moneda actual darían unas tres 1 9. Sumario de, los procesos, cit. por Francisco de AJOFRÍN, o. c., 22 s. El testigo cuyas informaciones ha seguido el autor debió de sufrir un desliz en sus recuerdos lejanos, ya que afirma que el arzobispo admirador del niño Russo fue Francisco Aleander, siendo así que· éste había fallecido el 3 de nov. de 1560, cuando el niño no contaba más que quince meses de edad. En 1564 habíale sucedido en la sede Juan Carlos Eovio, que la rigiO hasta. 1570. C. EuBF,f.; Hierarchia Catholica M,edH et Recentioris k:vi, III (llfonasterii, 1923) 142. 10. Arturo da CARMIGNAN0, OFMCap: San Lorenzo de Brindisi. Profilo biografico (Roma, 1959) 6.
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