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37 PERSONALIDAD Y MISIÓN 197 cia con Carlos Manuel, misión que no tuvo efecto por la actitud agresiva del de Saboya. Nuevamente en la primavera de 1618 una orden del Papa le obligaba a ponerse en camino para Milán, sobre– poniéndose al tormento de la gota, con el fin de mover al gober– nador español a concluír la paz, restituyendo para ello al duque de Saboya la plaza de Vercelli, conquistada hacía algo más de un año. Todo salió a la medida de los deseos de la Santa Sede, y la paz se hizo; pero el mismo don Pedro de Toledo, que sentía ya por el capuchino una veneración indecible, confesaría más tarde que si dio aquel paso fue únicamente en atención a los consejos y exhor– taciones del padre Brindis. La fama del Santo había alcanzado para este tiempo tales pro– porciones, que sus correrías por Italia eran verdaderas marchas triunfales. Dondequiera que apareciese, aun dentro de los conven– tos, era asediado por las multitudes. Al dirigirse a Roma, en mayo de r6r8, para asistir al capitulo general, presentía que el fin de su vida se aproximaba. Anhelaoa la soledad, pero ésta no se había hecho para él. Terminado el capitulo encaminóse rumbo a Nápoles, con intención de visitar en Brindis el monasterio de monjas ca– puchinas levantado en su casa nativa ; así se lo venía pidiendo desde Munich el duque Maximiliano, que había costeado la obra. Llegado a Nápoles, tuvo que hacer alto a causa de un nuevo ata– que de podagra. Y entonces fueron a buscarle los nobles napolita– nos para poner en sus manos sus reivindicaciones contra el virrey duque de Osuna ante el rey de España. La situad6n en que se ha– llaba aquel reino le obligó .a comprometerse en esta última accíón diplomática, la más vidriosa quizá de cuantas había desempeñado hasta entonces. En abril de 1619 hizo la travesía por mar. Llegado a Madrid, se halló con la desagradable sorpresa de saber que Fe– lipe III había partido para, Lisboa. Logró dar alcance a la corte el 25 de mayo y, gracias a los buenos oficios de su amigo don Pedro de Toledo, marqués de Villafranca, pudo ser recibido por dos veces por el rey. Sin poder ver resuelt.o el interrogante sobre el éxito de su em– bajada, a fines de junio san Lorenzo sintióse gravemente enfermo. Y el 22 de julio recibía el p¡remio de sus trabajos por la causa de la paz y la justicia. Felipe IIIiy toda la corte dieron muestras de sin– cero sentimiento. Don Pedro de Toledo lográ hacerse con el santo

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