BCCCAP00000000000000000000994

182 LÁZARO DE ASPURZ 22 Y todo el proceso de los estudios iba enderezado exclusivamente a for– mar al Predicador. Fray Lorenzo fue fiel a este método: la Biblia sería su fuerte, y su vocación intelectual estaría siempre subordina– da al ministerio de la palabra. Todos los testimonios recogidos en los procesos informativos con– tienen ponderaciones y datos acerca de la penetración de su ingenio y, sobre todo, de aquella su prodigiosa fuerza retentiva que le permi– tía grabar definitivamente en la memoria lo que una vez hubiera leído. Se le vio citar literalmente largos textos de Aristóteles quince años después de haber leído las obras del Estagirita 16 • Lo que más llama– ba la atención de sus hermanos de hábito era el dominio que había adquirido de las lenguas bíblicas, aprendidas por propia cuenta, o mejor, como era fama y él mismo lo había declarado confidencial– mente, recibidas por comunicación sobrenatural, como efecto de su tiernísima devoción a la Virgen 17 • En realidad sería difícil deter– minar qué era fruto del esfuerzo y qué efecto de los dones del Espí• ritu Santo en un hombre que hacía del estudio un ejercicio más de su comunicación con Dios. Solía estudiar de rodillas, con el sem– blante iluminado por las gracias de contemplación, y cada vez que tropezaba con una dificultad, recurría a la ayuda de su dulce Ma– donna con· fervorosas súplicas. Y decía que no es posible obtener pleno éxito en las ciencias sagradas si no se hace entrar en combina– ción la gracia con la naturaleza 18 • Consta que era tal su dominio del hebreo, qu~ citaba de memo– ria, con pasmosa exactitud, el texto original del Antiguo Testamen– to en la predicación! a los judíos y en las controversias con los protes– tantes. Había aprendido asimismo el arameo, y en el griego se desen– volvía con gran soltura. De las lenguas europeas llegó a hablar con bastante perfección el alemán, el francés y el español. Es posible que en todo esto tuviera buena parte la ciencia caris– mática; pero los mismos testigos nos dicen también el tiempo que de– dicaba al estudio, «de día y de noche, en casa y fuera de casa, aun ca– minando a pie en sus viajes» 19 • Alegaba sin duda su propia experien– cia cuando más tarde, echando en cara a Lutero la ligereza con que le. i·rhis et 0Fhis... , f:J.7. l 7. Cfr. u,·bis et Orbis... , 65 - 73, 76, 80 - 88. 18. Ilarino da j\llLAl\ü, 0Fi\1Cap: La persona/ita di S. Lorenzo da Br.; en S. Lo– renzo da Brindisi. Studi (Padova, l\l51) 21. 19. Urbis et Orbis..., 88.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz