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48 TARSICIO DE AZCONA Mauricio, primer Difinidor el Padre Recanate, Procurador un veneciano, Difinidor General español el Padre Prouincial de Castilla Torrecilla y todos los demas siguieron a su eleccion, hauiendo dado Breue su Santd. en que incluyo cinco sugetos para el puesto de General y el de Procurador, y en primer lugar el que me hauía asegurado no convenía ni saldría. Esto, Señor, ha sido un caso muy raro, pues siendo el General tan viejo, si él no sale esta governado de Recanatti; si sale o muere, queda Comisario Recanati por su puesto y la orden en su mano, los vassallos de V. Magd. expuestos a todas las violencias y a las inquietudes que ocasionaran al Gouierno político. Sacase de consequencia la poca firmeza del Papa y que quanto mas se obra en su obsequio, tanto menos fruto se consigue. Los vassallos de V. Magd. han obrado muy mal, en particular los Napolitanos, pero muy singularmente el Prouincial de Castilla To– rrecilla y el Custodio fray Juan de Milan, el Padre Balbastro Provincial de Cerdeña, hauiendo sido cauezas y Promotores de los dictamenes del General pasado y de Recanatte y los que con desberguenza y menos respecto han obrado contra los vassal– los de V. Magd. y la quietud de la orden, y esto por complacer a los que los pusieron en los Puestos, sin atender a lo que les he dicho, diciendo tienen ellos entendida la Real Voluntad de V. Magd. y de su Alteza, y no sauer yo qual sea, pasando a tanto que el Milan no ha querido venir a verme esta ultima vez que lo hable de orden del Papa, lo qua! pongo en la Real Consideracion de V. Magd., como el papel que me ha escrito esta mañana Milan, cuya copia es la inclusa, pues ayer vino con gran franqueza a veerme el Torrecilla, en presencia del Padre Visitador de Sicilia Fuentelapeña, y le dije no me viese mas, pues le veneraba por sacerdote, pero no quería tratar con él por mal vassallo de V. Magd., que lo referí al Papa, y no le escandalizo tanto como el Padre Milan lo muestra en su papel. Estos frayles es nezesario que V. Magd. considere lo que se deue hazer con ellos, o si no merezen que se les de a entender la forma en que han obrado y tambien de la grande y superior comprehension de V. Magd. veer que remedio se deue aplicar a esto, pues necesita de él, como de que se repare el que unos frayles hayan osado decir traen ellos las Reales ordenes de V. Magd. y no su embaxa– dor. Oy me hablo el Papa en esto y le dije no tenia que estrañar lo sucedido, pues se lo hauia representado, que en la primera Audiencia daría memorial, pidiendo– le la Congregacion de Cardenales para tratar de las cosas de los Capuchinos, que es lo que V. Magd. me tiene mandado por su Real despacho de 25 de junio de 677 y si se concede, tendría algun reparo, y si no, haura mayor razon para que V. Magd. resuelua lo que fuere su mayor seruicio. Con esta ocasion dije a su Santd. si tenia noticia de lo que sucedía ahora en París, y hera que hauiendo muerto el General de la orden de san Anton eligieron otro, y el Rey dijo no hera de su gusto y le depuso, y assi se ha quedado. Dijo que no sauia nada. A que le respondí que Su Santd. se informase si hera cierto o no, y dijo que hauia de hazer. Y yo le represente que por ser mas ovedientes unos que otros, [borró: fuesemos] no mereciamos ser menos atendidos y premiados [borró: mas]. Esto es lo que ha pasado. Y el Protector no puede hauer andado con menos atencion a lo que deuia,
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