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CAPÍTULO GENERAL DE LOS CAPUCHINOS (1678) 31 3. La preparación del capítulo general en las provincias Sobre el P. Cesena descargaron acusaciones de maniobrar para que suban– do, mejor, la parcialidad del P. Recanati, se mantuviera en el pináculo del po– der y del gobierno de la Orden. Veamos algunas actuaciones concretas y cue– stionadas. a) En la provincia de Castilla: La docunentación alude a que fue recibido por los superiores de e~ta provincia con recelo, debido al movimiento de visita– dores y comisarios y a que enviaba a Madrid con obediencias absolutas a reli– giosos de Italia 22 • El panorama fue cambiando, ya que el general buscó el apoyo de los superiores de Castilla para mejorar su imagen y su comparecencia forzosa ante la corte de Madrid. De hecho, los ganó para su causa y de ahí partieron las sospechas. En el centro de la cuestión estuvo siempre el P. José de lea, enviado desde Sicilia para contrarrestar la acción del general en Ma– drid 23 • El 30 de abril de 1677 daba cuenta al P. Francisco de Jerez de cuan– to sucedía en Madrid y los pasos que se daban para que dicho definidor general saliese de Roma. Incluso enviaban a ésta al P. Juan Francisco de Milán para que consiguiese en la curia romana tal salida; este viaje se realizó y era comuni– cado por el P. lea no sin intencionalidad, ya que el P. Milán había sido nom– brado por el P. Cesena custodio para el capítulo general 24 . En pleno enfren– tamiento del general y los superiores de Castilla con el P. ka, aparecieron otras acusaciones; en concreto, que el P. Cesena se dedicaba en Madrid a ganar vo– tos para el próximo capítulo general, incluso con promesas de cargos y de re– compensas, y de que se alejaba a todo contrincante a fin de preparar la elección de ministro general para uno de su bando 25 • Se puede pensar en posturas 22 Véanse estos aspectos en nuestro estudio Las cosas... El gobierno 257-265. 23 El dato está muy documentado por las cartas de creencia que trajo el P. ka y que pueden verse en nuestro Catálogo de documentos... Pero existe otro aspecto, respaldado por la documenta– ción vaticana. El P. ka fue confidente del cardenal secretario de Estado Cibo y agente secreto del mismo en Madrid. La abundante correspondencia lo demuestra y algún pasaje es significativo. Escribía en 1677, diciembre 23, que las cosas de Cibo en la corte iban« bene stradatte » y que cada día crecía« il gran grido de V.E. e benche so un pouerello, ho fatto quanto puo un galant'uo– mo », (ASVat. Segretaria di Stato, Lettere di Particolari, leg. 67, f. 837rv. Siete cartas a Cibo llenas de noticias). El P. lea escribía con normalidad en italiano a sus corresponsales de Italia. 24 P. Milán a Cibo a su vuelta a Madrid, 1677 enero 20, en ASVat., ibid., leg. 57, ff. 40rv-41rv. Este viaje del P. Milán está muy documentado a raíz de su comportamiento en el capí– tulo de 1678. Las noticias del P. lea al P. Jerez fueron pasadas a Cibo (ibid., f. 311rv, carta que termina con ironía: « Veo que soi el jonas de esta tempestad»). 25 Las promesas de hacer al P. Torrecilla definidor general y al P. Milán visitador general de las ocho provincias de Nápoles, en carta del P. lea, de 28 de julio de 1677, en AGS Estado, leg. 3128, sin f.

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