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EM (2002) CAPITULACIONES MATRIMONIALES ENTRE ALFONSO V E ISABEL DE CASTILLA 143 de la cruz y de los evangelios, que corporalmente tocaban con su mano derecha. Juraron también no pedir absolución ni relajación de dicho juramento al Papa ni a otra persona. Otorgaron dos escrituras, una para cada contratante 5 Fueron testigos del contrato concertado las siguientes personas: Por parte de Alfonso V de Portugal, Joham Galvom, obispo de Coimbra, Femando conde de Guimaraes y Alfonso, hijos del duque de Braganza, Pedro de Meneses conde de Villarreal, Enrique conde de Valencia, Juan Coutinho conde de Marialba, Martín de Ataide conde de Atouguía, frey Vasco de Ataide prior de Crato, el doctor Juan Femández regidor de la casa de la suplicación, doctor Ruy Gómez canciller mayor, Ruy de Sousa, Alvaro Piriz de Tavora, Lopo de Almeida y Gonzalo Vaaz de Castelbranco, veedores de la hacienda regia, todos del consejo real. Actuó como secretario Duarte Galvom, que estuvo presente viendo a los anteriores firmar la capitulación; él mismo firmó y estampó su señal. Estuvo también presente a todo lo antedicho por parte del rey de Castilla Femán de Badajoz, secretario real, que firmó y estampó su señal. Dicho secreta– rio pidió al rey de Portugal una carta sellada para su señor el rey de Castilla. Se la dio, aunque no la hayamos encontrado. Sigue la datación formal de la capitulación: Guarda a 15 de septiembre de 1465 y la firma del rey Alfonso V. En el ejemplar del Archivo General de Simancas existe una anotación pos– terior con una breve regesta del documento. Otra mano anotó que se hallaba dentro del documento la dispensa pontificia, que no tuvo efecto, al no contraerse el matrimonio en cuestión. Este detalle prueba que Enrique IV se movió para conseguirla, lo que le costó sin duda no poco dinero en la cancillería romana. Existen otras anotaciones, alguna de ellas equivocada, pues refiere el matrimo– nio a la princesa doña Isabel con el príncipe de Portugal. 6. ÚLTIMAS OBSERVACIONES 1. Se había especulado con anterioridad y en diversas ocasiones con el ma– trimonio de la infanta Isabel de Castilla, la futura Isabel la Católica. Entraba en el juego cortesano del tiempo. Pero éstas son las primeras Capitulaciones Ma– trimoniales conocidas, en las que se concertó en serio la boda de Isabel, la in– fanta de 14 años y cuatro meses, con el rey de Portugal, que bien podía ser su abuelo. Era un disparate humano; pero la política era un ente sin moral y sin conciencia. 5 El documento hace constar a continuación una lista de palabras tachadas o corregidas y al– gunos signos mal escritos. Son pocos y no de consideración; constan en el documento.

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