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354 TARSICIO DE AZCONA afectos al real servicio. El embajador agradecía que esta medida fuera pre– sentada en Roma no como iniciativa suya, sino como orden firme del rey; él se encargaría de aplicarla sólo a personas muy seguras 6 • Además, era necesario caminar, en materia de capuchinos, con los resguardos más conve– nientes, es decir, con garantía y seguridad, adoptando remedios para que esta religión no se acabase de perder del todo y los súbditos tuviesen amparo contra las violencias del P. Recanati y de sus secuaces. El 30 de octubre se daba por enterado del destierro de los cinco religio– sos culpados y del mandato de no recibir a los superiores electos, así como del nombramiento del P. lea para comisario de las provincias de Sicilia, cargo al que no accedería nunca. El embajador se atrevía a opinar que el destierro era conveniente y serviría de ejemplo, lo mismo que la medida adoptada con los nuevos superiores; también juzgaba necesario el paso del P. lea a Sicilia por su experiencia y celo en servicio de la corona. De todo daría cuenta al papa y había comenzado a tratar con el secretario de Estado, cardenal Cibo, que, en cosas de capuchinos, siempre había obra– do finamente 7 • Esta actividad del embajador quedará más patente cuando estudiemos por separado cada una de las secuelas del capítulo. Otro personaje decisivo en las cosas de los capuchinos en Italia fue Fernando F. Fajardo, marqués de los Vélez, virrey de Nápoles, desde que desembarcó en Nisida el 9 de septiembre de 1675. El protagonizó la expul– sión del ministro general, P. Cesena, al mes siguiente y se opuso con tenaci– dad a la celebración de los capítulos provinciales en el reino, con interven– ción del cardenal protector y del P. Recanati. No obstante, el nuncio en Nápoles, Vincentini, comunicaba a Altieri, el 2 de noviembre de 1675, que era flexible en lo que tocaba a la Iglesia "e non ritarda il corso a quella giustizia, che lui s'e prefissa'' 8 • La política civil del virrey fue muy activa y cautelosa, ya que tenía a las puertas la amenaza francesa con la sublevación de Mesina 9 • En política religiosa siguió las órdenes de la corona y la orien- 6 Original en AGS Estado, leg. 3128, sin f. 7 Original en AGS Estado, leg. 3129, sin f. En esta carta anunciad viaje a Madid de Fr. Carlos de Milazzo, lego de la provincia de Mesina, con un compañero y otros-dos rdigiosos de la Basilica– ta. No les dio el pasaporte, pero ellos siguieron viaje sin el mismo. 8 Vicentini a Altieri, Nápoles, 1675 noviembre 5, en ASVat. Segretaria di Stato, Napoli, vol. 84, f. 389r. 9 El 3 de diciembre de 1675 escribía Vicentini que d virrey se le había quejado del favor que concedían en Roma al embajador francés. Enviaba un impreso en el que se invitaba a los napolita– nos a servir a Francia. El virrey tuvo que prestar atención a esta guerra de libelos, contestando a los franceses: 'Tu Nerone Neronior. Tu sarracenis crudelior", en ASVat. Segretaria di Stato, Na– poli, vol. 84, ff. 468rv-490v.

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