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CAPÍTULO GENERAL DE LOS CAPUCHINOS (1678) 361 llevaban dicho pase, no debían ser admitidos. Los ministros de Italia se atuvieron al primer sentido, lo que les valió quedar desautorizados. Conviene tener presentes los acontecimientos anteriores a la celebración del capítulo, tal como lo hemos recordado más arriba. Los provinciales elec– tos en los capítulos preliminares fueron hechura del P. Recanati y del general cesante, P. Cesena. El virrey mostró su disgusto por el comportamiento de los mismos en el capítulo: no habían colaborado con el embajador, sino en contra de la voluntad del mismo; era necesario darles a entender este disgusto con medidas inequívocas. Pero el virrey tardó en adoptar estas medidas, ya que no rompían las mallas del problema más grave, el rechazo de los superiores mayores. Los provinciales fueron volviendo al reino y gobernando sus provincias hasta que les llegó la intervención del virrey, quien se asesoró con el embajador en Roma. Ya el 1 de octubre le había consultado si el rechazo de los superio– res mayores comprendía también a dichos provinciales. Carpio le certificó que todos los vocales del reino, excepto los de Cosenza, no podían haberse comportado peor en el capítulo; por eso no les quiso dar carta de regreso a sus provincias, medida que no pudo llevar a efecto. Era al virrey a quien correspondía vigilarles y tomar medidas apropiadas. Los Vélez le replicó que los provinciales no necesitaban dichas cartas, y que seguía en pie la cuestión de si se les debía tener por legítimos superio– res. Carpio intentó convencerle sobre "el extraño genio de los lados de Su Santidad", y que su gobierno consistía en adelantar mucho sus rega– lías 28 • Quiere decir que el embajador evitó crear otro frente de combate, e invitaba al virrey a olvidar el rechazo de los provinciales del reino. Los Vélez doblegó su voluntad a la de su pariente, el embajador, y no volvió a tratar del asunto, aunque éste continuó vivo en Madrid durante varios meses. El 9 de febrero de 1679 el Consejo de Estado insinuaba a Carlos II que fuesen enviados todos a Madrid, donde el Consejo trataría con ellos sobre sus procedimientos. Pero no era lo mismo llamar a Madrid a un gene– ral que movilizar a ocho provinciales. 3. Exclusión de visitadores y comisarios no vasallos Era ya una regalía elaborada por los príncipes y señores del "antiguo régimen". Consistía en cerrar las fronteras a personas no afectas, cuando 28 Analizamos la amplia documentación sobre estos temas en Las cosas de los capuchinos.,, Tres informes (cf, supra, nota 3).

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