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282 TARSICIO DE AZCONA, OFMCAP. rique IV y a los suyos. Es necesario prestarle atención. Consignemos sólo de pasada los calificativos que el rey dedica a toda la trama de la boda: cosa muy detestable, fea, de mal ejemplo y de gran menosprecio. Con la entrada de Fernando se sintió herido en su preeminencia real e incluso en neta derogación de la misma. Al menos en teoría, aquel rey disforme sabía reaccionar cuando le tocaban la piel de la soberanía. Deja que calibren la ofensa los mismos guipuzcoanos: «Vosotros lo podedes e devedes bien con– syderar e conoscer sy es graue cosa... ayan metido en mis Regnos Rey estraño... ». El rey busca, con toda intención, provocar una calificación de la junta de la provincia. Por eso es necesario mati– zar cada frase y cada palabra: al Enrique advierte que la entrada iba encaminada «para que a mi desplaser ouiese segund su pensamiento despues de mis dias de heredar mis Regnos e en mis dias ouiese de faser parcialidades e bandos». bl Esto sería grave para cualquier persona privada, cuánto más «a mi que por la gracia de dios soy Rey e señor destos Regnos, en los quales ninguno otro Rey de Rason e justicia... non puede entrar syn mi voluntad e consentimiento solamente a follar la mi tierra nin pasar por ella, quanto mas otro Rey quiere venir a morar e ser vesino en mis Regnos». el Nunca se hallará que esto hubiera sucedido en Castilla «e sy algunos Reyes en estos Regnos entraron contra voluntad... Res– cibieron por ello dapnos e grandes penas e fueron escarmenta– dos... » C24l. Es necesario recurrir a estos pasajes cuando se quiera analizar cómo entendía aquel monarca la razón de estado, la soberanía y la intangibilidad de la corona y del territorio. Por otra parte, se entenderá por qué dolió tanto la entrada de Femando en Castilla, la boda con Isabel y la inmediata tarea de buscar aliados. Nunca habíamos manejado un documento que dijese las verdades tan claras. (24) La referencia más Inmediata va para los Infantes de, Aragón y sobre todo para Juan II de Aragón, como puede verse en el citado J. VICENS VIVES, Fernando II de Aragón..., sobre todo pp. 15-19 y L. SUAREZ FERNANDEZ, No– bleza y monarquía. Puntos de vista sobre la historia castellana del siglo XV. Valladolid 1959, pp. 87-101.

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