BCCCAP00000000000000000000988

TARSICIO DE AZCONA, OFMCAP. 4. Quien no esté muy enterado de la intrincada historia de las pretensiones nobiliarias y aragonesas, no seguirá con facilidad los datos que aporta la carta de Enrique IV: el llamado «salto» de Ocaña, el paso a Madrigal y luego a Valladolid, en una vertiginosa rueda de acontecimientos (21). El rey hace recaer esos actos no sólo sobre Isabel, sino sobre personas desleales «deseosos de escan– dalizar e bolli<;iar los dichos mis Regnos». La partida hacia Madri– gal, dice el rey, hizo recrecer la alteración de las ciudades andalu– zas, tanto que tuvo necesidad de ganarlas con rentas y vasallos, distribuyendo más de dos cuentos o millones en juros de heredad (22). El rey recuerda que Isabel pasó después a Valladolid, acom– pañada del arzobispo de Toledo y del hijo del almirante,. Ellos fue– ron responsables de la entrada de Femando de Aragón en Castilla. Atienda el lector a la presentación que Enrique hace del rey de Sicilia: «Rey extraño e non confederado nin aliado nin amigo mio nin de mis Regnos e presona muy odiosa e sospechosa a mi presona e estado real e a muchos perlados e grandes e caualleros e otras presonas de mis Regnos, porque aquellos en los tiempos pasados syruieron bien e lealmente al Rey don Juan mi señor e padre... e a mi contra el Rey don Juan de aragon, padre del dicho rey de c;ec;ilia, peleando con el en batalla fasta lo echar fuera destos di– chos mis Regnos». De forma mesurada el rey estaba aludiendo a la enconada lucha de la monarquía trastámara en el siglo XV. Las heridas sangraban. 5. La carta de Enrique IV concede considerable espacio al momento que sigue a la entrada de Femando en Castilla y a la boda de los príncipes. Afirma que se lo había prohibido muchas veces a Isabel y otro tanto le habían manifestado los grandes y prelados enriqueños, repitiendo: «de cuyo acuerdo e consejo la dicha Infante prometio e juro e firmo de casar e non de otra ma– nera». Atestigua que le ofreció otras bodas con reyes y príncipes «amigos mios e mas convenibles a ella e a la pas e sosiego e tran- (21) El texto enriqueño menciono estos tres poblaciones; en cambio, no cita a Avila; lo que quiere decir que la carta no es un diario, sino que debe ser completado. (22) Los fuentes narrativos abundan en noticias sobre este viaje o An– dalucía, así J. TORRES FONTES, Estudio sobre la crónica..., pp. 352-5, 360-1, donde se alude o,I desacieirto de este viaje, ya que dejó a lsabe,I libre como un pájaro.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz