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- 20-:- ,qmda .Instrucción podía haber estado más explícita señalando por lo menos ,crertcis momentos en que el comentador debe o puede intervenir. Para casos en qúe reina desacuerdo entre el celebrante y el que quiere hacer el oficio de ,comentador, las normas no ayudan a conciliados; y se comprende que este rtaso no. es ni será tan. hipotético. Bien comprendido todo el núm. 96, es claro que el comentador interviene no sólo antes o después, sino durante la ,misií.; .se le ordena que intervenga tempore opportuno, no a destiempo, por ejemplo, una monición a la oración cuando ya el celebrante está recitando la epístola; esto exige ·que el· sacerdote, dicho el Oremus, calle poqos segundos ,;a fjn de que intervenga el comentador, y luego diga en voz clara la oración; hecha la m.onición como se manda en la Instrucción, se puede asegurar que ni retarda ni interrumpe la acción litúrgica; no cabe otra solución. ,Én este comentario se ha querido recoger ordenada y r~zonadamente cuanto esta importantísima Instrucción dice sobre la participación en la santa ·misa;; Dios mediante, se hará lo mismo con las normas que se refieren a ·· la :música sagrada.

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