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-: 11 - vida, .. adoración . ele! Sanctus, .oracUm por los. yivos, la consagración, ofreci– miénttiO dé Ja ·Ú)isadespüés. de la conságraci6ri·con.Jos. cuatro. fü1es, 'rezo del Pater··no.ster,' óorrl.?nión sacramental.·o· al meno~· espiritual;·. acci6tr ,de gracias final.· Estó. óbjetivaínente; .desde' el punto de .vista .subjetivo, .. atendido el moment.o · psicológic9 del individuo.,. cambia mucho· la cuestión; en ciertas circunstancias, cada uno hace lo que pu~de, con talde qüe haga algo. La doctrina es bien clara y sería u11a pena que lo que propone la Iglesia para circunstancias especiales fuese entendido como norma ·general de conducta en la que pudiesen descansar tranquilamente los sacerdotes y las almas que .por ellos ~on orieptadas. Se podrá aéonsejar. la máxima prudencia, pero res~· petando los principios. .· · 2.-Segundo modo de participacíów Participa~ión común: Los fieles, saliendo de su personalismo, participan en oraciones y cantos comunes. La nomenclatura empleada por la Instrucción no creemos que ofrezca dificultad; mas. la prescripció.n. ha de ser bien enten:Hda. Algunos han visto aquí cano– nizada la práctica .de las misas melodiad;:is; en parte es cierto; mas lo que aquí se dice tiene mucho más alcance. Es fácil comprendet quela participa– ción· que se redujese siempre al primer ::nodo, estrictamente personal, sería desesperante, si se mira al aspecto de la solemnidad, y expuesta a peligros, por ejemplo al quietismo o al worship silence de algunas sectasprotestantes. Esfa ·participación común, a la que todavía no nos atrevemos a llamarla comunitaria, remonta el mutismo de los ::ieles, haciéndoles coincidir en ora-✓ ciones y cantos comunes. ¿De qué naturaleza deben ser estas oraciones y cantos? · a) No estaría e.n lo cierto quien crEyese que oraciones se puede inter– p1'etar aquí por cualquJer especie de novrua, mes o cosa por el estilo, ya que éstos son ejercicios piadosos que por otrc pasaje de la Instrucción (núm. 12) no deben mezclarse con los actos litúrgic:>s. b) Como tampoco estaría en lo cierto .quien pretendiese seguir con la rutina tradicional de s.olemnizar la .misa con las galas del repertorio más · o menos tradicional. · e) Se trata, por tanto, de participar en la misa de una manera común por medio de oraciones y cantos acomodados lo más· estrechamente posible a .cada parte de la misa (núm. 30). Fíjese que se dice "acomodados lo más estrechamente posible... " para evitar la recitación y canto de los mismos textos Htúrgicos, cosa expresamente prohibida en otra parte. de la Instruc– .ción (núm. 14c). Después de estas normas más bien prohibitivas, ¿qué po– sibilidad~s quedan pa.rn. esta participación cornún?.·Quedan indudablemente esas misas llamadas melodiadas, mal djchas dialogadas, las a coros habla– dos, etc., siempre y en cuanto no se opongan a las normas apuntadas. Es claro que cabe perfectamente una misa del tipo de la comunitaria publi– cada por el redentorista Padre Artondo. y que ha sido ·bien recibida por el público. Aquí, la mejor norma será la costumbre de los países. Es .claro que esta participación corní:n se puede hacer en lengua vulgar (véase núm. 14, b); mas la probición de no rec.itai o cantar en vulgar ningún texto litúrgico ¿ debe entenderse con t,al rigor que ni siquiera se puedan can– tar el Santo, santo, ni el Seño~,•yo no sGy digno? Así creemos que lo inter– pretarán los liturgistas puros; sin embargo, ambos trozos tienen tal raigam– bre en nuestras celebraciones que no es posible orillarlos de un golpe, sobre todo si se trata. de cantárlos. · · ·

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