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El 27 de enero de 1860, el ayuntamiento retomaba el hilo y exponía al obispo Marrodán un amplio proyecto sobre varias insti– tuciones de la ciudad, que necesitaban mejor ubicación para resol– ver sus problemas. Según el primer proyecto, el convento de los agustinos acogería la cárcel del partido; el de dominicos, las escue– las de instrucción primaria. Mas siendo urgente destruir el de agus– tinos, que amenazaba ruina, proponía el traslado de la escuela pri– maria de niñas al hospital, junto a la puerta mayor de Santa María, y al mismo tiempo, cambiar el hospital al convento de capuchinos. Así ganarían las instituciones de la ciudad y se daría un destino honroso a los conventos 108 • El ayuntamiento comunicó este proyecto a D. Cipriano Aznar, arcipreste del partido, y a otros eclesiásticos 109 • En el intervalo de tiempo, hemos visto cómo se movió con más diligencia el obispo Marrodán y consiguió que la reina Isabel II le adjudicase el inmue– ble. Lo que no descorazonó al ayuntamiento, sino que le estimuló a llevarlo a adelante. Buscaron el apoyo del gobernador civil de Za– ragoza, a fin de que intercediese ante el Director General de Pro– piedades y Derechos del Estado. Sin duda, realizó gestiones ante la superioridad. El gobernador escribió el 25 de enero de 1866 al obispo Marrodán que había recibido contestación de la Dirección General, con fecha 1 de febrero de 1866, sobre el expediente pro– movido por el ayuntamiento de Borja para trasladar el hospital de la ciudad al convento de capuchinos. Pedía que informasen el obis- 108 Este importante documento iba avalado por personas y corporaciones de Borja y lle– vaba 13 firmas. En Tarazona, Arch. Dioc., Capuchinos, Borja. Fecha. Al margen, escribió el obispo Marrodán: «Tarazana, 28 enero 1860. Se ha de pedir para Misioneros. Téngase presente para cuando se ejecute el Concordato Adicional». Firma el secretario de Cámara, Lic. Gregorio Medina. 109 Carta al obispo en 23 de enero de 1860, en la que anotaron al final: «Téngase pre– sente esta solicitud para cuando se lleve a efecto el Concordato Adicional, en cuyo caso se accederá, por nuestra parte, si no se oponen los intereses generales de la diócesis». Esta anotación prueba que el obispado tenía su proyecto, pero que no se oponía, de modo irracional, al del ayuntamiento. Cada parte jugaba sus cartas. -112-

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