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mientos cercanos de la Ribera de Navarra se aplicaron con gran au– dacia las medidas liberales y constitucionales, por lo que no pocos se alistaron en la guerrilla. ¿Se eligió superior por la comunidad? ¿Cómo se ejecutó el so– metimiento al obispo? ¿Cual fue la pastoral del prelado sobre los religiosos? Existen todavía muchos aspectos sobre los que faltan fuentes o que no han sido investigados. 3. Es bien conocido cómo fue superado el trienio constitucio– nal con la ayuda del duque de Angulema y de las fuerzas hispáni– cas y europeas más conservadoras. Se restauró el orden sociopolíti– co; fue necesario restaurar también el orden religioso. Pasada la tormenta, fue inexcusable dedicarse de nuevo a esta tarea. Se trata– ba de una experiencia conocida para no pocos; aunque dura y difí– cil. No dejaba de llamar la atención que se inculcase la misma, a fin de conseguir la prosperidad del Altar y el Trono. Era evidente que sobrevivía el Antiguo Régimen. Las repetidas experiencias no hacían mella ni invitaban al cambio de mentalidades. 7. LA EXCLAUSTRACION DEFINITIVA (1835-1837) Parece que, a base de las experiencias pasadas, los religiosos habían aprendido no poco sobre la tarea de la restauración material y religiosa del convento, así como sobre la organización del minis– terio y la pacificación social de los espíritus. Aunque los aconteci– mientos se precipitaban y se escuchaba, no lejano, el trueno de la guerra civil. -102-