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Consta que en el obispado de Tarazona fueron mucho más rea– cios que en la capital al juramento del monarca y del nuevo régi– men. Los religiosos se fueron escabullendo, como podían, antes de pronunciar en el ayuntamiento de Borja la fórmula que los conver– tía en juramentados o comprometidos con el régimen. Hemos encontrado fórmulas empleadas por los religiosos de Navarra; posiblemente aparecerán también para los de Aragón, so– bre todo para Tarazona: «Yo.... juro fidelidad y obediencia al Rey don Joseph Napoleón 1. º, a la Constitución y a las Leyes». Tenían que jurar también los ayuntamientos y enviar delegados a Madrid a ratificar el juramento 78 • Muchos religiosos huyeron a tierras menos castigadas y más seguras; los de Navarra, por ejemplo, a conventos de Alicante. Para ellos, los de Aragón eran poco fiables por la fuerte presencia fran– cesa. La situación empeoró con la ley de exclaustración o supres10n de las casas religiosas; dirigió la operación la Real Caja de Conso– lidación, con sus comisarios y escribanos. El 4 de diciembre de 1808 se decretó la reducción a la tercera parte de las casas y el 18 de agosto de 1809, la extinción total. Se averiguaba el valor del in– mueble, se requisaban sus pertenencias, se calculaba su valor y se ponía todo en venta. Fue el primer acto de la gran tragedia religiosa de las exclaus– traciones, que sacudieron a fondo, al menos, a los no afrancesados. Anádase que los religiosos eran mal mirados por los franceses, y 78 Para las acciones bélicas y de ocupación sirven !so datos de PARDOS BAULUZ, E., Op. cit., pp. 171-173. Aunque se obtiene una visión más global desde ASMaría, De gestis Capituli... menos utilizado: Rogativas, entrega de dinero, saqueo de la colegiata, tropa, misa a la misma y a la guarnición, dificultad para la predicación, ya que no se encuentran más que religiosos exclaustrados. -99-

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