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En concreto, se vino abajo la iniciativa de los Colegios de Mi– sioneros, con el consiguiente golpe para el convento de Borja. Fue– ron tiempos de inquietud y de angustia, a los que se unieron el hambre y la peste de principio de siglo. Parecía un presagio de ho– rribles catástrofes para el incipiente siglo 73 • Merece notarse que el primer Vicario General de los capuchi– nos de España procedía de la Provincia de Aragón. Fue el P. Anto– nio de Calanda, aunque, anciano y enfermo, gobernó durante escaso tiempo a los capuchinos de la península. S. EL CONVENTO BAJO LA REVOLUCION La revolución siguió a la ilustración, como la sombra al cuer– po. Con el agravante de que lanzó sobre la península la guerra y después la ocupación. Estos dos acontecimientos incidieron, no sólo en la cultura, sino en la existencia del país, de sus gentes y de sus instituciones. 5.1. La guerra de la Convención (1793-1795) En estos años, bicentenarios de aquella guerra, se han tamiza– do no poco los efectos de la Convención sobre la península, en es– pecial, sobre los territorios limítrofes con Francia. Se analizan no sólo los efectos bélicos, sino la postura ideológica adoptada en cada región y casi en cada ciudad norteña frente a la ilustración y al cambio social. Todo fue bastante extraño y fuera de la lógica. 73 Existe bibliografía sobre este tema, pero esperamos ver pronto la publicación de la te– sis de ECHEVERRIA, J.A., Los capuchinos españoles en el siglo XIX, que analiza la re– percusión de los temas capitales de dicho siglo en los capuchinos. -96-

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