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dico apostólico 68 , un laico que retenían y administraba todo el di– nero que hubiesen recibido los frailes en concepto de salario, de limosna o de regalo, pero también que comenzaron a introducirse novedades y abusos; los superiores trataron de cortarlos de raíz; pero no siempre con éxito. Sobre todo, cuando el problema prove– nía del consumo de productos nuevos, como el chocolate y el ta– baco. Es conocida la historia del uso de ambos artículos en la so– ciedad hispánica; en cambio, no es tan conocida la revolución que desencadenó en los conventos, por ser considerados artículos de lujo y contrarios a la pobreza; además, su uso creó desigualdades entre las personas. A lo largo del siglo XVIII fue un problema de conciencia en toda la Provincia de Aragón y obffgó a los superiores generales, como el P. Pablo de Colindres, o a los provinciales, a adoptar medidas muy severas. Según ellos, eran gravemente culpa– bles los que se valían de sus recursos ministeriales para la compra de chocolate. En la práctica no eran tan rígidos a la hora de conce– derlo a los sacerdotes predicadores, sobre todo, antes de sus campa– ñas misionales, y se mantuvieron inflexibles en no concederlo a otros religiosos, como los sacerdotes simples, los estudiantes y los legos. El problema se agudizó hasta acudir a final de siglo al orá– culo de España, el beato Fr. Diego José de Cádiz, que no se mos– tró riguroso en cuanto a la obligatoriedad de abstenerse de él bajo pecado. Regía la norma que debía proveerlo siempre la comunidad por medio del superior local; él era quien «en cada lanze particu– lar debe examinar los recursos, cómo son y la necesidad que en aquel lanze puede tener». El problema del uso del tabaco ocupó, en la vida conventual, tanto espacio como el del chocolate. Se distinguió siempre el taba– co en polvo o rapé y el tabaco en hoja o en humo. Desde que en 68 No se trata de un problema histórico lejano, sino vivido en tiempo de la restauración capuchina. Sólo en este siglo fue concedido el manejo del dinero y la administración del mismo por ecónomos religiosos. -91-