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entre el ayuntamiento y el convento, como era habitual en otras fundaciones capuchinas 45 • Terminamos estos extensos párrafos sobre la fundación y cons– trucción del convento de Borja con una cita elocuente, debida a un relato inédito: «Comencemos por hacer notar la extrañeza y admiración que nos produce que el Cabildo Colegial, que tran grande y tan tenaz oposición hizo a la fundación del convento de dominicos... no se opusiese, en lo más mínimo, al establecimiento de los capuchinos en Borja, de modo que en el archivo no existe documento alguno que revele la menor obstrucción a la fundación del convento de los Capuchinos» 46 • 2.5. Elementos edilicios del convento La fundación de Borja se realizó según las normas y costum– bres de la orden capuchina, y tienen todavía verificación sobre el cammo: 1. La fundación debía hacerse en las afueras de la población, como a una milla o menos de ella. Se trataba de una distancia ideal, dictada por la experiencia, a fin de ser del mundo y no estar inmerso en el mismo, para dedicarse a la contemplación con entor– no de eremitismo y, al mismo tiempo, ofrecer a los pueblos sus 45 Así, por ejemplo, sucede en el convento de Rentería, fundado en 1612, un decenio an– tes que el de Borja. Véase nuestro estudio Presencia de los capuchinos en Rentería (1612-1837), San Sebastián, 1983. Dichas concordias reglamentaban los derechos y obliga– ciones de cada parte. 46 ASMaría. Cuadernos de Don Roque 11, fol. 147. Este ejemplo de mutuo aprecio y de acuerdo no siempre se dio en otras fundaciones aragonesas de capuchinos, debido a la oposición de otros conventos de religiosos. -72-

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